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¿Qué Sucede Cuando Tratamos a la Naturaleza Como Esencial Para la Salud Mental?

Un nuevo estudio muestra que fomentar la conexión con la naturaleza en la juventud promueve el bienestar, la empatía y los valores prosociales.

Escrito por Ashley Bobak para Mad in America.

Tener un sentido de conexión con la naturaleza beneficia tanto al medio ambiente como a las personas. En una nueva revisión publicada en el Journal of Prevention & Intervention in the Community, un grupo de investigadores analiza cómo la conexión con la naturaleza impacta el desarrollo de adolescentes y adultos jóvenes. Sus resultados revelan una serie de beneficios, entre ellos conductas proambientales y prosociales, prácticas sostenibles y mejoras en el bienestar general.

Los autores, un grupo de investigadores de la Universidad de Génova en Italia, describen así las implicaciones de sus hallazgos:

“En general, esta revisión resalta la importancia de integrar experiencias basadas en la naturaleza en programas educativos y comunitarios para mejorar el bienestar, fortalecer actitudes proambientales y fomentar conexiones sociales entre los jóvenes. La evidencia respalda políticas e iniciativas que prioricen la educación ambiental y el contacto directo con la naturaleza como estrategias clave para cultivar estilos de vida más saludables y sostenibles. Al empoderar a los jóvenes para que contribuyan activamente a la sostenibilidad, podremos prepararlos mejor para enfrentar los desafíos ambientales del futuro.”

La idea de que el bienestar humano está íntimamente ligado al mundo natural está ganando terreno en múltiples disciplinas, y ofrece un poderoso contrapunto a los modelos psiquiátricos dominantes que aíslan la salud mental de las condiciones sociales, políticas y ecológicas. En lugar de ubicar el sufrimiento dentro del individuo, un enfoque ecológico reconoce que la salud de las personas y del planeta son inseparables.

Esta revisión respalda esa visión. Se descubrió que los adolescentes que se sienten conectados con la naturaleza muestran niveles más altos de empatía, compasión y cuidado por los demás —rasgos vinculados a comportamientos sostenibles como la reducción de residuos y el activismo ecológico. La exposición a la naturaleza también se asoció con mejor funcionamiento cognitivo, menos estrés y un mayor involucramiento prosocial.

La adolescencia es un período clave para el desarrollo de la identidad, así como el desarrollo físico, social y emocional. Los valores, actitudes y comportamientos adquiridos en esta etapa suelen perdurar en la adultez. Por eso, fomentar el desarrollo de la conexión con la naturaleza es crucial durante este periodo.

Sentirse conectado con la naturaleza va más allá de pasar tiempo al aire libre. El modelo ecológico del bienestar entiende que este está íntimamente ligado a la salud del entorno. Por lo tanto, los comportamientos sostenibles y proambientales, que buscan preservar el medio ambiente, también benefician a quienes los practican.

Diversos estudios han demostrado que la conexión con la naturaleza mejora la salud física, el bienestar mental, reduce los síntomas de ansiedad, depresión y estrés, y fortalece los lazos comunitarios. A su vez, tener acceso a espacios verdes aumenta la conducta proambiental y con ello todos los beneficios descritos anteriormente.

Se ha demostrado que la tecnología tanto inhibe como promueve la conexión con la naturaleza en la adolescencia: por un lado, el uso de dispositivos digitales se asocia con menos tiempo al aire libre; pero por otro, tecnologías como la realidad virtual han surgido como nuevas herramientas para la educación ambiental.

Las políticas globales también desempeñan un papel esencial en la construcción de una conexión con la naturaleza. Por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, el Pacto Verde Europeo, la Red Niñez y Naturaleza (Children & Nature Network), y las Soluciones Basadas en la Naturaleza (NbS, por sus siglas en inglés), promueven el fortalecimiento del vínculo entre humanos y naturaleza mediante programas educativos y planificación urbana.

Fomentar comportamientos proambientales es imperativo para las nuevas generaciones, no solo por su bienestar, sino también porque serán responsables de construir un futuro más sostenible y de tomar decisiones clave frente al cambio climático.

En el estudio actual, los investigadores revisaron sistemáticamente la literatura existente sobre naturaleza y adolescentes y adultos jóvenes. Se incluyeron un total de 38 estudios, en su mayoría cuantitativos (67 %), aunque también se consideraron estudios cualitativos (17 %) y de métodos mixtos (16 %). Los estudios se centraron mayoritariamente en jóvenes de zonas rurales y urbanas pertenecientes a minorías y/o con desventajas socioeconómicas en Estados Unidos. Varios estudios también realizaron análisis comparativos a nivel internacional, incluyendo países como México, España, Alemania, Turquía y Ecuador.

Los hallazgos se clasificaron según los impactos de la conexión con la naturaleza a nivel individual, interpersonal, comunitario y colectivo.

Los investigadores describen los beneficios individuales de la conexión con la naturaleza:

“La investigación ha demostrado ampliamente que las personas con una fuerte conexión con la naturaleza presentan mayores niveles de empatía, compasión y cuidado por los demás, lo cual resulta en un aumento de comportamientos proambientales como la reducción de residuos, el consumo sostenible y el activismo ecológico. La exposición a la naturaleza se ha relacionado con mejoras en el bienestar psicológico, la función cognitiva y la reducción del estrés, lo que a su vez parece promover un mayor compromiso con acciones prosociales y orientadas a la sostenibilidad.”

Los autores discuten cómo las relaciones con familiares, pares y docentes fortalecen la conexión de los jóvenes con la naturaleza. A nivel social, actividades como charlas sobre temas ambientales con familiares y salidas al aire libre organizadas por escuelas y grupos comunitarios contribuyen al desarrollo de comportamientos sostenibles y proambientales, y al fortalecimiento de vínculos comunitarios que, a su vez, generan sentido de pertenencia y mejoran el bienestar general.

En todos los niveles, tanto individual como social, los investigadores encontraron diferencias de género en la conexión con la naturaleza. Las adolescentes mujeres tienden a desarrollar vínculos emocionales más fuertes con la naturaleza, y las experiencias en la naturaleza han demostrado fomentar la resiliencia y percepciones positivas de sí mismas en las chicas. Los investigadores atribuyen estas diferencias a factores sociales, educativos, culturales y experienciales.

Al observar tanto los impactos individuales como relacionales de la conexión con la naturaleza, los hallazgos fueron similares a investigaciones anteriores respecto a los daños y beneficios de la tecnología. Menor tiempo al aire libre se asoció con efectos negativos del uso de la tecnología. En contraste, la educación ambiental en línea y las campañas digitales que aumentan la conciencia y la participación en acciones proambientales se describieron como ventajas tecnológicas.

A nivel comunitario, los programas basados en la naturaleza desempeñaron un papel significativo en el aumento de la conexión con la naturaleza entre los jóvenes, en la construcción de cohesión social, en el compromiso comunitario, en la responsabilidad colectiva y ambiental, y en la promoción del bienestar. En comunidades urbanas, las experiencias en la naturaleza ayudaron a contrarrestar los efectos negativos del uso excesivo de tecnología, la urbanización y el aislamiento social. Para jóvenes marginados y con desventajas socioeconómicas, los programas de educación ambiental son esenciales para reducir desigualdades en el acceso a la naturaleza y fomentar los beneficios mencionados.

También se encontró que la cultura influye en la conexión con la naturaleza. Las autoras señalaron estudios realizados entre jóvenes indígenas maoríes y polinesios que demostraron que la narración digital fue efectiva para aumentar su sentido de conexión con la naturaleza. En China, emociones morales como el sentido de responsabilidad hacia la naturaleza pueden ayudar a evitar la disminución del vínculo con el entorno natural, común durante la adolescencia.

A nivel sistémico, las políticas gubernamentales y los marcos institucionales son fundamentales para facilitar la participación en la naturaleza y cultivar comportamientos sostenibles. Por ejemplo, proporcionar acceso a espacios verdes en comunidades urbanas, asegurar que la educación ambiental forme parte de los planes de estudio nacionales, y utilizar herramientas digitales para incentivar la participación pública en decisiones ecológicas, han demostrado tener beneficios tanto en términos de conexión con la naturaleza como en salud mental, compromiso cívico y disminución de desigualdades sociales.

Dado que la contaminación proviene en gran medida de los sectores energético e industrial, es esencial que se adopten políticas ambientales más sólidas que complementen mejor los esfuerzos proambientales individuales y colectivos.

Entre las limitaciones de la revisión se encuentra el hecho de que solo se utilizaron artículos escritos en inglés. Además, varían las definiciones etarias sobre adolescencia y adultez joven: tradicionalmente se considera que abarcan de los 11 a los 26 años, aunque otros estudios extienden ese rango hasta personas menores de 40 años.

Las recomendaciones planteadas por los autores son fundamentales para promover la conexión con la naturaleza y, como consecuencia, fortalecer las acciones proambientales desde el nivel individual hasta el sistémico. La inacción no es una opción, dado lo que está en juego: investigaciones han demostrado que los efectos negativos del cambio climático y la contaminación impactan negativamente tanto nuestros genes como nuestra salud mental. Canalizar la “eco-ira” se ha identificado como una fuerza movilizadora para la acción colectiva frente al cambio climático. Enfocarse en las experiencias de la juventud, como hace este artículo, es también crucial, ya que ellas y ellos serán responsables de mitigar los efectos del cambio climático y han demostrado experimentar ansiedad climática y desconfianza hacia los gobiernos a nivel mundial.

La psicología crítica ha sido destacada como un enfoque útil para enfrentar tanto el capitalismo como la crisis climática. Desde una perspectiva terapéutica, la investigación psicológica ha explorado los aspectos curativos de la naturaleza. Por ejemplo, el Gateway Mountain Center en California ofrece un programa terapéutico basado en la naturaleza para jóvenes. Además, un estudio reciente encontró que el uso de oscuridad natural en ecoterapia mejora el bienestar mental y promueve un sentido de conexión con el entorno.

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Madera, F., Olcese, M., & Migliorini, L. (2025). A systematic review of nature connectedness in adolescents and young adults: Fostering environmental responsibility and sustainable practices. Journal of Prevention & Intervention in the Community, 1-25. DOI: 10.1080/10852352.2025.2474909 (Link)

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