Un estudio reciente encuentra que aumentar el salario mínimo en tan solo $1 reduce significativamente las tasas de suicidio entre trabajadores con bajos salarios en Estados Unidos.
Por José Giovanni Luiggi-Hernández, PhD
Un estudio reciente publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health encontró una relación entre el aumento del salario mínimo y la reducción de las tasas de suicidio. Según les investigadores de la Universidad de Emory, cuando el salario mínimo aumenta aunque sea en $1, las tasas de suicidio disminuyen.
“La esperanza de vida del 20% de les más ricos de la población estadounidense ha aumentado en las últimas tres décadas, mientras que la esperanza de vida del 60% de personas con ingresos medios ha cambiado poco y ha disminuido para el 20% de las personas más pobres. Aumentar el salario mínimo podría ser una intervención para reducir las disparidades en la esperanza de vida basadas en el ingreso, incluyendo aquellas relacionadas con el suicidio,” escriben les autores del estudio.

El suicidio es una de las principales causas de muerte en Estados Unidos (especialmente entre adolescentes y jóvenes adultes) y ha contribuido a la disminución de la esperanza de vida. Investigaciones a nivel poblacional revelan que las tasas de suicidio en EE.UU. han aumentado en más del 30% en las últimas dos décadas.
Estudios también encuentran que las personas con menores ingresos tienen más probabilidades de experimentar depresión e intentar suicidarse en comparación con aquelles con salarios más altos. Además, la educación juega un papel clave en las tasas de suicidio, ya que la educación superior suele ofrecer oportunidades laborales con mejores salarios y beneficios.
La desigualdad de ingresos impacta negativamente otros aspectos de la salud mental y el bienestar, ya que la pobreza y la privación generan mayores niveles de estrés y reducen el acceso a la atención médica. También se ha demostrado que los problemas sociales resultantes de la desigualdad conducen a mayores niveles de violencia, menor confianza en la comunidad y un debilitamiento de la vida social. Según investigaciones neurológicas, estos factores estresantes afectan el rendimiento en tareas cognitivas de las personas en situación de vulnerabilidad económica.
La pérdida de empleo, los periodos de desempleo, el endeudamiento y las dificultades financieras han sido identificadas como factores de riesgo asociados a la ideación y los intentos de suicidio. Aunque algunos estudios previos han sugerido que las políticas de bienestar social y los salarios más altos pueden disminuir las tasas de suicidio, aún se sabe poco sobre cómo las intervenciones económicas pueden reducir la suicidabilidad y la depresión.
Dado que investigaciones anteriores ya habían establecido una asociación entre el salario mínimo y la suicidabilidad, les investigadores de este estudio analizaron más a fondo la relación entre estos factores en personas con educación secundaria o menor en los 50 estados de EE.UU. entre 1999 y 2015. También evaluaron cómo el desempleo modificaba la relación entre el salario mínimo y las tasas de suicidio durante este período. Para ambos análisis, ajustaron los efectos de la inflación.
En adultes entre 18 y 64 años con educación secundaria, les investigadores encontraron que por cada aumento de $1 en el salario mínimo, la tasa de suicidio se reducía entre un 3.5% y un 6%. Sin embargo, no se observó una reducción en personas con educación universitaria o de posgrado, posiblemente porque no se benefician directamente de un aumento en el salario mínimo.
Además, les investigadores encontraron que el desempleo modificaba la relación entre las tasas de suicidio y el salario mínimo:
“Cuando el desempleo es alto (>6.5%), salarios mínimos progresivamente más altos están asociados con tasas de suicidio más bajas. Mientras que en situaciones de desempleo bajo (3.8%–6.5%), el efecto del salario mínimo se atenúa, con poco impacto cuando el desempleo es muy bajo (<3.8%).”
En los estados donde el salario mínimo no era más alto que el salario mínimo federal, las tasas de suicidio eran las más elevadas. Según sus hallazgos, un aumento de $1 o $2 en el salario mínimo podría prevenir decenas de miles de suicidios.
Estos resultados se suman al creciente cuerpo de investigaciones sobre la relación entre el estatus socioeconómico, la psicología y la salud. Los hallazgos resaltan la importancia de aumentar el salario mínimo, que ha permanecido en $7.25 desde 2009, ya que esto podría prevenir futuros intentos de suicidio. Otros estudios también han demostrado que los síntomas depresivos y la cantidad de días con problemas de salud mental en personas con educación secundaria o menor disminuyen cuando se incrementa el salario mínimo, reduciéndose aún más a medida que el salario aumenta.
El aumento de evidencia que vincula la desigualdad social y económica con el incremento de las tasas de suicidio a nivel internacional sugiere que se necesitan enfoques de salud pública a nivel político. Esto refuerza el argumento del Relator Especial de las Naciones Unidas, Dainius Pūras, quien ha llamado a que los esfuerzos de prevención del suicidio “aborden los factores estructurales que hacen la vida insostenible y examinen cómo el sufrimiento surge dentro de los desequilibrios de poder.”
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Kaufman, J. A., Salas-Hernández, L. K., Komro, K. A., & Livingston, M. D. (2020). Effects of increased minimum wages by unemployment rate on suicide in the USA. Journal of Epidemiology and Community Health, Jech–2019–212981. DOI:10.1136/jech-2019-212981 (Link)