En una reciente noticia de Australia escrita por Emily McPherson para 9News, hablan sobre la violencia psiquiátrica que experimentó Chelsea durante su niñez y adolescencia a raiz de dificultades para comer. A Chelsea se le diagnosticó con trastorno por evitación/restricción de la ingestión de alimentos y se le trató por años por tener esta “condición”. Chelsea nunca se identificó con el diagnóstico y habló de sentir mucho dolor al comer. Les doctores ignoraban sus reportes de sintomas y nunca le refirieron a ninguna prueba médica.
Chelsea estuvo varias veces ingresada por meses en hospitales psiquiátricos. En estos no le creían el porque no podía comer y le obligaban a comer cosas que a veces la hacían vomitar. Entre otro métodos coercivos, le decían a su mamá que no le creyera a Chelsea y que eso era lo que había que hacer. Además, la obligaban a comer a la fuerza frente a proveedores de servicios y con un reloj que le contaba el tiempo. Si no cumplía con ese tiempo, le quitaban la comida.
Al final, cuando su medico de cabecera estaba de vacaciones y fue reemplazado por otro, este le envío a hacer estudios físicos ya que no sentía movimiento en el estómago de Chelsea. Fue entonces que descubrieron que tenía dos condiciones médicas en que sus arterias y ligamentos se comprimen, causándole un dolor extenuante al comer. Aunque ya por fin tiene un diagnostico certero y fecha para cirugías que esperan le ayudarán a recuperarse, el trauma de sus experiencias psiquiátricas le ha causado desconfianza en el campo médico.
