Desde gritos y amenazas hasta intervenciones sin consentimiento, la violencia obstétrica es una forma de violencia de género que impacta profundamente la salud mental posparto. La Dra. Keila Castro propone caminos para sanar.
Segunda parte de entrevista a la Dra. Keila Castro que es doctora en consejería psicológica trabajando con familias, madres e infancias; doula de parto y educadora perinatal, y sobreviviente de violencia psiquiátrica y abuso sexual en su niñez. Es madre principalmente y autora del libro “Criar y Sanar” donde provee una exploración inicial de cómo la crianza despierta los traumas que hayamos experimentado en nuestra niñez y ofrece una mirada llena de validación sobre las experiencias de quienes crían con consciencia y con el deseo de sanar sus propias heridas. El libro está disponible para la venta en Amazon y Librería Casa Norberto. Keila trabaja en Centro MAM, en diferentes escenarios escolares y también tiene práctica privada en Cupey. Además, en su tiempo libre disfruta viajar, leer, la naturaleza, los video juegos y las series de televisión.
Pueden leer la primera parte de esta entrevista aquí.
Laura: ¿cómo tú trabajas con personas que están gestando que están embarazadas?
Dra. Keila Castro: Con personas que están gestando, no sé si es de los millennials para acá, las personas que están gestando ya traen la inquietud de “yo quiero hacerlo diferente o yo quiero trabajar con estos traumas intergeneracionales”. O ya me vienen con los términos, o sea, están informadas, “me gustaría practicar la crianza consciente” Entonces ahí pues se inicia el proceso de acompañamiento. La otra forma en que la he podido trabajar, que tal vez no es que viene ya la persona con esta solicitud es cuando doy clases de parto. Porque soy educadora perinatal, así que por ese lado, pues he ofrecido clases de parto a familias y sí, en la información que ofrezco, pues toco un poquito sobre eso, especialmente cuando hablamos del posparto. De esos procesos que pueden surgir en el post parto, de esos traumas no trabajados que sabemos que se levantan y se despiertan cuando uno tiene un bebé. Y entonces como que eso suele servir de punto de partida para muchas familias, para continuar sanando y creando conciencia sobre eso.
Laura: te iba a preguntar, lo conté porque se me va a olvidar este de. Si tú estás trabajando con personas que están embarazadas y entonces vivimos en este país que donde la violencia obstétrica es como bien preocupante.
Dra. Keila Castro: Sí, y por otro lado, también tenemos el hecho de que estamos criando sin aldea. Todo el mundo está como tratando de sobrevivir.
Laura: ¿Cómo estos dos factores afectan en el desarrollo del bienestar psicológico y el proceso de prevención?
Dra. Keila Castro: Mucha gente cree, por ejemplo del parto que mientras el bebé esté bien, todo está bien. “Dale gracias a Dios, que están bien, que el bebé está vivo”, o sea, como que: “¿De qué te quejas?” y lo he escuchado, o sea realmente este… Lo que pasa es que hay un cambio generacional y aunque la violencia obstétrica ha existido, ahora hay más consciencia. Siglos antes de que hubiesen obstetras médicos, pues las mujeres siempre han dado a luz o han parido con parteras o con otras mujeres que las acompañaban en el proceso. O sea, el parir es un proceso que ya el cuerpo se prepara para hacerlo. Entonces lo que pasa aquí es que cuando viene la industrialización, pues entonces se revienta todo este proceso de esta atención a la mujer y acompañamiento en el parto fisiológico y pasa entonces el parto al control de los hombres, que son los que están estudiando medicina para ese tiempo. ¿Y entonces, qué pasa? El parto cambia totalmente porque de ser un parto en que se respetan a los procesos, pues ahora es este médico, que es un “experto” y que está enfocado en sacar al bebé y que no sólo eso, sino que ha puesto a la mujer en una cama para su comodidad [del médico]. Entonces de ahí estamos como que denigrando para mí el proceso y a la persona que está pariendo. Desde ser una persona que tiene una fisiología que está preparada para parir a hacer una persona acostarse como si estuviera enferma y no escuchar su cuerpo, no escuchar sus contracciones. No escuchar, sino seguir las direcciones de un médico. Poco a poco se ha ido despojando a la persona de su proceso de parir. Pues sí, ya te estoy viendo como alguien más que llegó aquí este hospital que está repleto y que tengo que sacarte en menos de 24 horas. O sea, como que “tenemos que avanzar porque entonces vienen otras más”. Ya no te estoy viendo como una persona, te estoy viendo como un número más. Empiezan los tratos de invalidar lo que está diciendo la persona, los deseos de la familia hasta gritos, prohibiciones, coerción, meterte miedo.
Hay momentos donde los médicos realmente lo que quieren es salir del caso y ya y entonces no hay una razón médica realmente médica para hacer una cesárea. Aclaro: La cesárea es una herramienta que puede ser positiva, que nos puede salvar la vida, que puede salvarle la vida al bebé, que es una forma también de nacer. Es una forma de parir. Todo eso es cierto, pero el problema no es ese, el problema no es la cesarea en sí. El problema es el uso que se le está dando, sin justificación médica, asustando a las personas con razones vagamente explicadas. Personas que están en un momento tan vulnerable donde temen por su vida, donde temen por su bebé. Entonces, todo esto provoca ansiedad en muchas personas.
Muchas personas tenían ya un plan sobre lo que querían, como querían parir, como querían conocer a su bebé y de pronto pierden el control totalmente porque hay un supuesto peligro. Y tenemos que correr para la intervención. Estan creando complicación tras complicación de hacer una intervención que no era necesaria. Porque con cada intervención aumentan riesgos. Pues entonces terminamos, sí, poniendo en riesgo la vida de las personas, porque la cesárea es una intervención que es una cirugía mayor, tiene otros riesgos. Se afecta también ese proceso de bonding natural que se supone que se dé con el bebé, idealmente de ponértelo en el pecho, o tratar de lactar.
En un proceso de parto fisiológico tenemos el proceso de hormonas como la oxitocina y la adrenalina que nos dan energía para ese proceso de parto, provocando contracciones y progreso. Esto entonces es sucedido de Endorfinas que nos hacen relajarnos entre contracciones, sentirnos bien. Cuando nace bebé, el cuerpo ya recibió el mensaje de que nació el bebé.
Digamos que una inducción o intervención que no se necesite médicamente, interrumpe como que todo ese fluir. Y entonces tengo a mi bebé con un montón de ansiedad, porque hubo este proceso abrupto. Entonces muchas personas terminan con sentimientos de culpa, sintiendose que fallaron . Ahora, la cesárea no es un impedimento para que tú te pegues a bebe como tal, pero entonces no lo hacen muchas salas de parto y salas de operaciones no practican eso de bonding que se llama “la hora dorada”, durante la cesárea.
Mientras más barreras haya, mientras más intervenciones haya, más difícil es establecer esa conexión con el bebé. Ese tipo de proceso y de conexión necesita tiempo, respeto, silencio. Así que vemos muchos casos donde la llamada depresión posparto que cuando uno indaga realmente, hay una historia así que no les permitió esta transición.
Todo esto que hablé es sin hablar directamente de la violencia obstétrica, porque es que la violencia obstétrica incluye tantas cosas. Desde lo que dije: la manipulación, la coerción, el que no quieren darte medicamentos para el dolor, insertar equipos. Hasta casos extremos de obligarte, trato cruel, meterte las manos en la vagina, el no preguntar, hacer intervenciones sin tu consentimiento como romperte la fuente, sin explicarte. No te permiten moverte, comer, tomar agua, ir al baño. Te ponen medicamentos sin tu consentimiento…”te voy a dar una ayudita” sin explicarte las implicaciones.
Una mamá necesita estar en paz, no necesita estar en estrés protegiéndose. Lamentablemente en el hospital, es un ambiente en el que hay que estar pendiente y preguntar: “¿Qué medicamento me estás poniendo?” a las enfermeras.
Le podemos llamar a este tipo de violencia de género también “violencia en los servicios obstetricos”. Son momentos bien vulnerables donde una persona siente esa pérdida de control sobre su cuerpo por todas estas dinámicas. Hasta miedo a morir y entonces de momento tengo que ajustarme a que nació mi bebé. Bebé necesita de mí para poder sobrevivir. Entonces, si yo estoy todavía procesando, pues estoy en pánico o todavía no he procesado todo este revuelo que me pasó, ¿cómo yo voy a estar para cuidar a bebe?
Ya en general, hay mucho cambio a nivel hormonal y psicológico en la etapa perinatal, muchas expectativas y cuando uno tiene historial de trauma, también puede ser un detonante la falta de consentimiento. Hasta cosas como el sonido de las máquinas, el olor en el hospital, el frío, la temperatura, hasta la luz. Estás en un ambiente donde están ocurriendo emergencias, y te restringen muchas veces la compañía de tu familia, con lo importante que es el apoyo social en esta etapa de vida.
Laura: Exacto y algo que a mí me ayudó mucho a normalizar el parto era que en casa se hablaba del parto como algo tan natural y a mí me encanta ver mi video de parto. Era algo normal, las mujeres paren y era algo tan bonito.
Dra. Keila Castro: Aun cuando yo terminé con cesárea, yo siempre le he hablado a mis hijas del parto, o sea de cómo es el parto. Hay países donde la atención normal en el parto es la partera. O sea, es este equipo dirigido por una partera o con una comadrona y entonces si hay algún alguna emergencia médica, pues entonces ahí entra el hospital. El approach del hospital es completamente de emergencia. Lo ideal es que podamos parir en centros de parto o en la casa y entonces que el obstetra sea una llamada de emergencia.






Laura López-Aybar es una sobreviviente de violencia psiquiátrica, intrafamiliar y de género. Posee un doctorado en psicología clínica de Adelphi University en Nueva York y hace investigación multi métodos en determinantes sociales de la salud emocional, primordialmente estigma, discriminación, violencia de género y cambio climático. Aboga abiertamente por experiencia personal y empírica por la abolición y reforma de los sistemas carcelarios, incluyendo el sistema de salud mental desde la práctica de la psicología crítica. Pueden encontrar más de su trabajo en su página de Instagram @aybarpsicologiacritica.