En un reportaje escrito por Rikki Schlott para The New York Post exponen las diferentes formas en que el uso de antidepresivos ha irrumpido en la vida de personas de la generación Z. Para iniciar, presentan las historia de Nick, quien fue recetado antidepresivos luego de unas pocas visitas y al tratar de dejarlos notó que perdió sensación en sus genitales y había perdido su líbido. Luego le informaron que está experimentando “Post-SSRI Sexual Dysfunction (PSSD)”, un trastorno de retirada de antidepresivos que es cada vez más común debido a que los antidepresivos se estan recetandotelas cada vez con más frecuencia.
En otro testimonio presentado, Phillip fue recetado Vyvanse para tratar sintomas de dificultades con atención e hiperactividad cuando tenía solo seis años. Al dejarlos a los 12, comenzó el proceso de retirada y desarrolló depresión como efecto secundario. Para “tratar” esto le recetaron Prozac, un antidepresivo. Rápidamente comenzó a sentir que todas sus emociones positivas comenzaron a desvanecerse, y perdió las sensaciones de placer en su vida.
Luego presentan el caso de Elliot Blaise, quien fue mal diagnosticado con depresión y recetado Zoloft. Aunque solo tomó el medicamento por seis meses, este también desarrollo sintomas como los de Phillip y Nick. Más tarde, se le diagnosticó con autismo.
Siguiendo el reportaje, esto no solo aflige a los hombres, Rebekah fue recetada inmediatamente Zoloft a sus 15 años para manejar síntomas compulsivos, sin recibir terapia o explorar otras opciones antes. Sentía los sintomas de falta de placer, pero inicialmente los prefería a tener que experimentar síntomas de obsesividad y compulsión. Esto no duró y los dejó, tratando otros antidepresivos que tampoco funcionaron. Ella sentía que había perdido su identidad completamente.
La Dra. Jay, psicóloga clínica y profesora de desarrollo humano se cuestiona cómo esta alta incidencia de recetar con cada vez más frecuencia medicamentos psiquiátricos sin conocer los efectos que estos tienen en cerebros en desarollo, afecta a las personas a largo plazo, dijo:
“Estos antidepresivos para adolescentes están haciendo más daño que bien,” dijo. “Les jóvenes no suelen deprimirse, suelen angustiarse… Cuando eres adolescente, te vuelves medio loco. La mayoría de nosotres lo hacemos. Es parte de ser adolescente, y tienes que aprender a afrontarlo y a lidiar con el mundo.”
