Un análisis crítico denuncia la ausencia de datos etno-raciales en las políticas públicas y su impacto directo en la salud mental de las personas negras y afrodescendientes.
Por Laura López-Aybar, PhD
En un análisis crítico recientemente publicado en la Revista Puertorriqueña de Psicología y liderado por Mayra Díaz Torres, se analizó la falta de datos sobre el racismo y los efectos que esto tiene en la salud mental en Puerto Rico. Según argumentaron, esto se debe a la falta de confiabilidad de los datos existentes. También señalan que el gobierno y las instituciones del archipiélago puertorriqueño han perpetuado, de cierta forma, la invisibilización de los datos sobre las poblaciones negras y afrodescendientes en la isla. Abren su artículo escribiendo:
“El resultado de estas prácticas de política pública, por diseño u omisión, ha invisibilizado las experiencias de racismo y discriminación por color de piel de las personas negras y afrodescendientes en el archipiélago. Como se dice popularmente, “lo que no se cuenta, no existe”. Con el propósito de contrarrestar este silencio, en este artículo presentamos: (a) un marco teórico-referencial que resalta conceptos claves relacionados a los procesos de racialización que impactan la calidad de vida de las personas, incluyendo su salud mental; (b) algunos efectos del racismo sistémico y su invisibilización en América Latina y Puerto Rico, y (c) las aportaciones de proyectos académicos periodísticos y comunitarios en Puerto Rico que han visibilizado los efectos del racismo.”

Para darle forma a su argumento, presentan datos sobre cómo el racismo sistémico ha sido estudiado de manera amplia en Estados Unidos y otras partes del mundo, pero en Puerto Rico este no ha sido el caso. Así que, verdaderamente, no existen datos provenientes de estas instituciones que puedan medir los efectos de ser una persona racializada en la isla. Señalan que, aunque tenemos el censo que hace los Estados Unidos en Puerto Rico, las categorías raciales que utilizan no reflejan las condiciones de la vida puertorriqueña. Esto causa que se limite nuestra habilidad para poder identificar las desigualdades raciales.
Esta falta de visibilidad estadística perpetúa que el racismo se siga viendo como un problema que no existe, impidiendo que se desarrollen políticas públicas efectivas para atenderlo. Hacen hincapié en cómo la invisibilidad racial tiene implicaciones directas en el acceso a servicios esenciales de salud, vivienda, educación, entre otros.
Para el estudio se realizó un análisis crítico de diferentes bases de datos y documentos, incluyendo la literatura académica existente, los resultados del censo nacional y otros documentos gubernamentales. El estudio se sostiene con la teoría de la racialización estructural (Godreau) y dentro del marco de la colonialidad del poder (Cajiano). Ambas ofrecen una explicación de cómo el racismo opera a nivel institucional y, a raíz de esto, mantiene la desigualdad racial.
Encontraron que las agencias gubernamentales, incluyendo los servicios de salud, no recopilan información sobre factores etno-raciales, así que verdaderamente no se sabe el efecto que esto puede tener en el bienestar emocional y en otras áreas de bienestar. Por otro lado, mencionan que, en general, el gobierno puertorriqueño ha adoptado las categorías raciales del censo de los Estados Unidos, las cuales no reflejan la complejidad de la racialización en Puerto Rico. Y es que, para poder abordar o atender la desigualdad racial, se necesitan datos desglosados que tomen en consideración la complejidad de los factores etno-raciales en Puerto Rico.
Las iniciativas para erradicar el racismo y promover la importancia de recopilar datos etno-raciales desglosados las están llevando a cabo organizaciones; no vienen de oficinas de gobierno. Por ejemplo, el Colectivo Ilé, en conjunto con Revista Étnica, ha trabajado en recopilar datos sobre el colorismo en Puerto Rico. El colorismo es un factor principal en cuanto a la separación social en Puerto Rico, ya que las personas de tez más oscura enfrentan mayores niveles de discriminación en empleo, educación y salud. Estas experiencias de exclusión social generan mayores niveles de estrés para las personas. Igualmente, han desarrollado una escala para medir el colorismo, de libre acceso para personas que trabajan en investigación.
En un informe titulado Licencia para Matar, se presentaron datos sobre cómo la violencia policial es mayor en vecindarios racialmente mixtos, presentando un mayor riesgo de ser asesinado por la policía en estos vecindarios.
Además, en el gremio de la psicología, menos del 4 % de los profesionales de psicología en Puerto Rico se identificaron como personas negras. Esto tiene implicaciones en la provisión de servicios que sean culturalmente competentes y que, potencialmente, conllevan diagnósticos erróneos y barreras en el acceso a servicios de salud mental. Mayormente, esto se debe a las actitudes y sesgos implícitos que posiblemente tengan profesionales de la salud mental en Puerto Rico hacia personas negras y afrodescendientes. Sin embargo, por la falta de datos, no se puede saber con certeza cuáles son los efectos que esto tiene en las poblaciones negras en Puerto Rico. Aun así, las investigadoras sugieren que se implementen enfoques interseccionales para atender las necesidades de las personas negras y afrodescendientes a nivel de entrenamiento y a nivel clínico dentro de los espacios de salud mental.
Al final de su escrito, desarrollan y presentan el instrumento Saber es Poder, que sirve como guía para que las agencias y demás servicios y profesionales puedan comenzar a recopilar datos etno-raciales.
Este análisis crítico es de suma importancia para personas que trabajan como proveedores de servicios de salud mental, por las implicaciones de salud que esto tiene. Estudios anteriores han demostrado como actitudes racistas conducen a disparidades en salud mental ya que la psicología en parte, se basa en ideas y prácticas racistas. Como muy puntualmente mencionan, se ha encontrado que existen sesgos racialesen la asignación de diagnósticos. Además, estudios demuestran que las personas negras son más comúnmente asignadas diagnósticos altamente estigmatizados como psicosis. Por otro lado, las experiencias de racismo conducen a malestar emocional severo. Además, se observa que estos efectos son muchas veces intergeneracionales. También, las microagresiones raciales han demostrado aumentar el estrés traumático entre personas racializadas. Estas disparidades raciales también se reflejan en ambientes hospitalarios, donde las personas racializadas experimentan mayor probabilidad de ser restringides de su libertad y por tiempo más prolongado.
Para las mujeres negras que reportan haber experimentado violencia sexual, muchas veces se les desacredita por sesgos raciales, perpetuando así la violencia de género. Muchas de las sobrevivientes de género racializadas, también expresan haber sido sujetas a microagresiones y discriminación en ambientes de salud mental. Las autoras concluyen con la importancia de…
“Conocer las distintas condiciones en las que sobreviven las personas negras y desarrollar políticas públicas que atiendan esta tarea urgente a todos los niveles, es una asignatura pendiente desde hace demasiado tiempo, en Puerto Rico y en las Américas. La invisibilización racial en Puerto Rico se hará todavía más crítica con los cambios que se avecinan en el censo poblacional para el 2030, cuando las personas puertorriqueñas no tendrán que contestar cuál es su identidad racial porque con indicar que son personas latinas o hispanas bastará.”
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Díaz-Torres, M., Upegui-Hernández, D., Franco-Ortiz, M., Godreau, I., & Antonetty-Lebrón, G. S. (2024). Retando la invisibilidad: Inclusión de variables étnico-raciales en la recopilación de datos para enfrentar el racismo anti-negro en la salud mental. Revista Puertorriqueña de Psicología, 35(2), 190-205.

Laura López-Aybar es una sobreviviente de violencia psiquiátrica, intrafamiliar y de género. Posee un doctorado en psicología clínica de Adelphi University en Nueva York y hace investigación multi métodos en determinantes sociales de la salud emocional, primordialmente estigma, discriminación, violencia de género y cambio climático. Aboga abiertamente por experiencia personal y empírica por la abolición y reforma de los sistemas carcelarios, incluyendo el sistema de salud mental desde la práctica de la psicología crítica. Pueden encontrar más de su trabajo en su página de Instagram @aybarpsicologiacritica.