Este reportaje investigado y reportado por Christina Caron para The New York Times, expone las formas en que la retirada de benzodiazepinas puede tener efectos devastadores para quienes las han tomado por más de varias semanas. Usualmente, las benzodiazepinas son seguras cuando se recetan en las dosis correctas y por el tiempo adecuado, pero muchas veces esto no es lo que ocurre. Como se refleja en el reportaje, varias personas llevan tomando benzodiazepinas por décadas, a pesar de que esta es una droga que se recomienda solo para períodos cortos, de apenas algunas semanas. Esto se debe a que estas sustancias causan dependencia y dejan de funcionar con el tiempo, ya que el cuerpo desarrolla tolerancia a ellas, necesitando dosis mayores y presentando efectos secundarios.
Asimismo, los procesos de retirada de las benzodiazepinas son muy extensos y, muchas veces, vienen acompañados de efectos secundarios devastadores como náuseas, ideación suicida, preocupación excesiva, insomnio, temblores, calor excesivo, escalofríos e insomnio. Algunos de estos síntomas de retirada entran bajo lo que se llama benzodiazepine-induced neurological dysfunction (BIND). Para acompañar estos procesos de retirada, les proveedores deben escuchar a las personas y poder adaptarse a ellas, procurando no sustituir las benzodiazepinas con otros medicamentos. Los procesos de deprescripción y reducción deben ser lentos y, para personas que llevan años tomando estas sustancias, posiblemente tarden más de un año en eliminarlas por completo.
Como muchas otras personas, les entrevistades para este reportaje señalan la falta de consentimiento informado al recibir la receta de benzodiazepinas. Les proveedores fallaron en advertirles sobre los posibles efectos secundarios, las condiciones de uso y los procesos de retirada.
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