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Experiencias de Tratamiento Sin Medicamentos Para la Psicosis

Las personas experimentando psicosis a quienes se les ofrecieron opciones de tratamiento sintieron mayor autonomía y menor escepticismo hacia las terapias.

Por José Luiggi-Hernández

Originalmente publicado en Mad in America

Un nuevo estudio publicado en BMC Psychiatry describió el proceso de recuperación personal en personas noruegas que experimentaron psicosis y tuvieron la opción de seguir un tratamiento libre de medicación. El estudio fue dirigido por Christine H. Ødegaard, del Hospital Universitario de Haukeland en Bergen, Noruega, junto con Larry Davidson, de la Universidad de Yale, y un equipo de investigadores.

Los hallazgos indican que la recuperación se vio favorecida cuando las/os pacientes tuvieron opciones de diferentes terapias y recibieron educación sobre los beneficios, desventajas y la evidencia disponible para cada tratamiento. Los autores sugieren que los tratamientos sin medicación pueden facilitar la recuperación más allá del alivio de los síntomas, afirmando:

“La atención sanitaria en Noruega está quizás un paso más cerca de optimizar el cuidado de las personas con psicosis, permitiendo una mayor elección por parte del paciente y mejorando el diálogo y, por ende, la relación interpersonal entre el paciente y la persona cuidadora.”

Los tratamientos psicológicos libres de medicación para la psicosis fueron puestos a disposición en Noruega luego de que diversas organizaciones exigieran un cambio frente al modelo predominante, centrado en la medicación y el tratamiento forzado. En respuesta, el Ministerio de Salud de Noruega ordenó la creación de unidades psiquiátricas en las que los medicamentos antipsicóticos fueran opcionales para personas que atravesaban experiencias psicóticas.

Ødegaard y sus colegas explican:

“La oferta de un mayor número de intervenciones psicosociales dentro de la atención en salud mental fue concebida para permitir que las/os pacientes que desearan suspender la medicación pudieran hacerlo en un entorno de apoyo. Este cambio en la atención en salud mental surgió del debate en torno al uso de medicamentos antipsicóticos como parte del tratamiento para enfermedades psiquiátricas graves.”

Investigaciones sobre la recepción de esta nueva política encontraron que algunos psiquiatras consideraban que este tipo de tratamiento carecía de base científica y no reflejaba los deseos de la mayoría de las/os usuarias/os de servicios psiquiátricos. Además, muchas/os comentaron que las personas que optaban por este tipo de tratamiento “carecían de conciencia de enfermedad” y que la oferta de tratamientos libres de medicación contribuiría a estigmatizar aún más los tratamientos psicofarmacológicos. No obstante, defensoras/es de los derechos de las/os pacientes han impugnado estas afirmaciones, señalando estudios que cuestionan la eficacia a largo plazo de los antipsicóticos, así como los graves efectos secundarios asociados a su uso.

Los medicamentos antipsicóticos suelen recomendarse para tratar síntomas psicóticos a corto plazo y reducir el riesgo de recaída a largo plazo. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que reducir la dosis o suspender el uso de antipsicóticos puede aumentar la probabilidad de recuperación a largo plazo. Dado que ambos enfoques presentan beneficios y riesgos, algunas/os expertas/os han abogado por un enfoque basado en derechos, que respete la autonomía de las/os pacientes, brinde información y opciones de tratamiento, y permita a las/os usuarias/os elegir su propio plan de atención.

La investigación muestra que las personas diagnosticadas con trastornos psicóticos tienen más probabilidades de ser hospitalizadas de manera involuntaria. Si bien algunas personas consideran esta decisión como algo que les salvó la vida, otras la viven como una experiencia traumática que disminuye su disposición a utilizar servicios de salud mental en el futuro. Además, las hospitalizaciones involuntarias conllevan sus propios riesgos, ya que se ha comprobado que aumentan la suicidabilidad.

Mientras que el aumento de la desesperanza durante una hospitalización forzada debido a una experiencia psicótica predice un aumento de la suicidabilidad, nuevos programas han encontrado que las intervenciones psicosociales no farmacológicas —que abordan aspectos psicológicos, sociales y sistémicos— pueden reducir significativamente el riesgo de suicidio en esta población.

Los autores del estudio añaden que la investigación cualitativa también proporciona evidencia de que los tratamientos no farmacológicos o libres de medicación pueden abordar cuestiones más allá de la reducción de síntomas:

“Estos aspectos incluyen procesos interpersonales, una mayor comprensión del propio patrón de sufrimiento y un aumento de la esperanza y la motivación, lo que lleva a una mayor agencia en el proceso de tratamiento.”

El propósito del estudio fue explorar y describir la experiencia de recuperación en el contexto de estas nuevas opciones y enfoques de tratamiento. Las/os investigadoras/es utilizaron entrevistas en profundidad y semiestructuradas con personas que se inscribieron en el programa de tratamiento libre de medicación y que habían sido diagnosticadas con trastornos psicóticos (incluyendo esquizofrenia, psicosis paranoide, trastorno esquizoafectivo, entre otros).

Tras analizar las entrevistas, identificaron un tema global: el proceso de recuperación personal se vio facilitado por la oferta de más opciones de tratamiento psicosocial dentro del programa de atención en salud mental libre de medicación.

Este tema central se organizó en torno a tres subtemas.

Relaciones interpersonales entre terapeutas y pacientes

Las/os pacientes compartieron experiencias positivas con sus terapeutas, pero también sintieron que sus opciones estaban limitadas por varios factores, incluyendo la falta de información adecuada, la retención de información y la necesidad de que la información se repitiera para su mejor comprensión. También mencionaron que no todos los servicios estaban disponibles y que sus terapeutas no siempre les sugerían todas las opciones posibles.

La relación entre paciente y terapeuta resultó ser compleja: algunas personas sintieron que podían confiar en sus terapeutas para tomar decisiones sobre su tratamiento, mientras que otras encontraron que las diferencias de poder seguían representando una barrera. Si bien en algunos casos la confianza se estableció rápidamente, en otros tomó más tiempo. Por ejemplo, una persona participante expresó:

“Sí, bueno, él ha estado ahí por bastante tiempo, en los peores momentos, quiero decir … el psiquiatra. Es algo bastante especial. Ahora creo que es una buena persona, pero al principio no me caía bien en absoluto (…) No me gustaba.”

Los cambios en los síntomas de las/os pacientes, así como en su intensidad, también influyeron en las relaciones entre pacientes y terapeutas. Además, algunas/os participantes sintieron que los cambios en el tratamiento eran condicionales; por ejemplo, algunas personas que deseaban suspender la medicación fueron requeridas a continuar con otras formas de tratamiento.

Elecciones y patrones personales de sufrimiento

Las/os participantes consideraron fundamental poder elegir su propia terapia. Entre las opciones ofrecidas estaban: terapia cognitiva, entrenamiento en manejo de la enfermedad y recuperación (Illness Management and Recovery, IMR), apoyo individual para inserción laboral (Individual Placement and Support, IPS), musicoterapia, ejercicio físico y terapia familiar grupal. Sin embargo, tomar decisiones al respecto fue difícil, ya que muchas/os no estaban familiarizadas/os con estos servicios. Además, interrumpir el tratamiento farmacológico resultó ser un proceso complejo.

Las preocupaciones sobre los efectos de abstinencia complicaron la decisión de dejar los antipsicóticos. Algunas personas optaron por reducir la dosis o mantener un medicamento mientras suspendían otro. Para otras, los síntomas psicóticos no eran algo que necesariamente quisieran eliminar, ya que algunas voces les brindaban compañía y apoyo. Por ejemplo, una persona participante comentó:

“La perfenazina funciona demasiado bien. Elimina demasiado de la psicosis. Cuando estoy psicótico, soy más amable. Me vuelvo más… ¿ingenuo? Me vuelvo… lo llamaban pronoide. Como que aún no me he despedido completamente de la psicosis.”

Motivación y agencia personal

Las/os pacientes percibieron un aumento en su agencia personal al controlar sus síntomas mediante estrategias de afrontamiento, como evitar el estrés innecesario, mantener rutinas y alimentarse adecuadamente, entre otras. Sin embargo, cuando los síntomas empeoraban, a veces no podían recurrir a estas estrategias.

Las/os participantes expresaron su deseo de vivir de manera autónoma, y el tratamiento sin medicación a menudo se centró en aprender a convivir con los síntomas. Dado que los síntomas psicóticos pueden ser debilitantes, algunas/os pacientes encontraron útil trabajar hacia un mayor nivel de funcionamiento, incluso si no alcanzaban una independencia completa. Muchas personas describieron una constante tensión entre mantener la esperanza de un futuro mejor y el temor a una recaída o un empeoramiento de los síntomas psicóticos.

Los resultados de este estudio subrayan la importancia de la confianza en la relación terapéutica. También ofrecen información útil para mejorar el proceso de toma de decisiones de las/os pacientes mediante la provisión de información más accesible sobre los tratamientos, la revisión de las diferencias entre modalidades terapéuticas y la discusión abierta de las limitaciones y beneficios de cada opción.

Este estudio contribuye al creciente cuerpo de evidencia que sugiere que las intervenciones psicosociales pueden ser beneficiosas para personas que experimentan psicosis sin necesidad de medicación. A través de estos enfoques, las personas reportan una mayor conciencia de sus síntomas, aumento en la agencia y la motivación personal, mayor confianza en las/os profesionales y menor ansiedad respecto a sus decisiones de tratamiento.

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Oedegaard, C.H., Davidson, L., Stige, B. et al. “It means so much for me to have a choice”: a qualitative study providing first-person perspectives on medication-free treatment in mental health care. BMC Psychiatry 20, 399 (2020). (Link)

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