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Dr. Eduardo Lugo: La Psicología en Puerto Rico Frente al Reto de lo Comunitario (Parte 1/3)

En esta primera parte de tres, Eduardo Lugo propone una psicología que enfrente el colonialismo, apueste por lo comunitario y priorice el bienestar humano sobre el capital.

Entrevista por Laura López-Aybar

El Dr. Eduardo A. Lugo Hernández es un psicólogo social comunitario catedrático del Departamento de Psicología del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Esta es la primera parte de tres.

Laura: Bueno, pues ¿Cuál es tu approach hacia el cuidado humano de salud mental y por qué?

Dr. Eduardo Lugo: Los proyectos que he dirigido o codirigido en comunidad, junto a otras personas y con las comunidades con las que he trabajado, particularmente en el centro de la isla, nos han llevado a crear un modelo de atención a la salud mental que tenga una visión integral. Cuando me refiero a integral, es porque muchas de las intervenciones y proyectos que hemos forjado en comunidad tienen múltiples componentes que entendemos son parte de lo que fomenta el bienestar de las personas. Una de las cosas que me gusta destacar es cómo proveemos bienestar, porque eso incluye los factores estructurales que afectan a la gente día a día en el caso de las comunidades con las que trabajamos.

Laura: ¿Y por qué crees que atender estos factores socioestructurales es necesario para poder atender la salud mental en el país?

Dr. Eduardo Lugo: Pienso que esto es necesario porque nuestra psicología y nuestra conceptualización de la salud mental, atravesadas por los procesos coloniales, llevan a pensarla como un proceso muy individual y muchas veces asociado a factores biológicos o neurológicos. Yo no niego que eso exista, pero mi experiencia en comunidad me dice que muchos de los problemas de salud mental que la gente enfrenta tienen que ver directamente con las condiciones en que viven. Tienes un país donde el 56 % de las familias viven en pobreza, donde casi seis de cada diez niños crecen en esas condiciones. Y la pobreza no es solo un asunto de ingreso, también es un asunto de acceso a servicios, de las condiciones en las que nuestras mujeres atraviesan sus procesos de embarazo y sus partos.

Laura: Y en cómo eso afecta a la mujer, a la familia y al desarrollo del cerebro de ese niño desde el vientre de la madre…

Dr. Eduardo Lugo: Exactamente. Te puedo dar el ejemplo del trabajo que hacemos con asuntos energéticos. En nuestra investigación encontramos que el 92 % de las personas encuestadas, todas con algún diagnóstico de salud mental, señalaban que la inconsistencia energética en el país —particularmente los apagones— exacerbaba sus síntomas. ¿Qué quería decir eso para muchos de ellos? Aumento en depresión, en síntomas de ansiedad, ataques de pánico y otras manifestaciones. Y esto no ocurre solo en Puerto Rico; pasa en muchos lugares, particularmente después de huracanes. En Nueva York, por ejemplo, hay una investigación muy interesante después del huracán Sandy que documenta cómo las visitas a los hospitales aumentaron, en particular por la ausencia de energía eléctrica, tanto en personas con este tipo de diagnóstico como en personas con problemas de abuso de sustancias. En el caso de Puerto Rico, el problema estructural de inconsistencia energética no está únicamente relacionado con los desastres naturales. Esa anticipación del apagón para personas que viven en lugares remotos o que tienen condiciones de salud tiene un impacto muy grande en su salud mental.

Laura: Una de las cosas que hemos notado es que todos somos como islas trabajando de forma individual, y por eso también estamos haciendo este proyecto: para ver si en la unión está la fuerza y las personas con mentalidades similares llegamos al diálogo. Mientras tanto, quienes están unidas son aquellas que siguen fomentando lo biomédico y los enfoques tradicionales de la psicología, en vez de hablar de cómo prevenir y proteger a las personas del malestar emocional en general.

Dr. Eduardo Lugo: Yo pienso que hay diálogo entre proyectos como los nuestros, pero no hemos desarrollado cuál es nuestra agenda ni cuál es nuestro propósito con esos diálogos. Te puedo hablar de muchos proyectos, como el de 9 Millones, que es excelente, o el de Patricia Noboa en Canóvanas. Nos comunicamos, hablamos, sabemos que existimos, compartimos ideas, compartimos recursos, etcétera. Pero no tenemos una agenda conjunta de trabajo. Para mí ese es el problema. Mientras no tengamos una agenda compartida, cada uno de nosotros tendrá proyectos maravillosos, pero no necesariamente nos hemos organizado para tener un impacto colectivo mayor y un propósito común. En mi experiencia, el problema muchas veces es que no nos ponemos de acuerdo. Mientras tanto, al otro lado sí están organizados, sí están empujando agendas políticas, y nosotros tenemos que llegar ahí. Tenemos que encontrar cómo hacerlo, pero tenemos que llegar.

Laura: ¿Por qué es importante el trabajo de activismo desde la academia y cómo lo estás realizando? Porque en la psicología está esa presión de que tienes que ser neutral, no puedes demostrar ningún tipo de interés hacia el bienestar colectivo porque tienes que presentarte como un ente neutral.

Dr. Eduardo Lugo: Totalmente. Yo creo que es multifactorial. Necesitamos adiestramiento en cómo hacer política pública. Por otro lado, está el asunto valorativo de cómo proponemos el cambio y desde dónde ubicamos nuestro análisis. He encontrado que uno de los problemas más grandes en la psicología es que nos hemos autodefinido como una profesión de ayuda. Sin embargo, no siempre existe una reflexión profunda sobre el ser humano. El o la psicóloga, como instrumento de ayuda, necesita autorreflexión para poder entender cómo su propio proceso valorativo prioriza ciertas intervenciones o alternativas.

Hay personas, por ejemplo, que piensan que esto es un asunto totalmente de objetividad y que dicen: “Lo que yo hago es una práctica basada en evidencia”. Sin embargo, no necesariamente están conscientes de analizar esa supuesta práctica y de ver cómo nuestra cultura y contexto median en su implementación. Incluso, a veces ni siquiera hay un cúmulo de conocimiento sobre si esa intervención es apropiada para nuestro contexto. Pero como se estableció como una práctica basada en evidencia, particularmente en Estados Unidos, la empaquetamos, la traemos, la implementamos y no necesariamente hacemos estudios a gran escala para ver cuál es la efectividad en nuestro país.

Ese es un problema bastante complejo. En el caso de lo que mencionaba, pienso que debemos transformar nuestro adiestramiento totalmente. Hay que dar una mirada decolonial al adiestramiento de la psicología y empezar a cuestionar. Y esto quizás sea un punto más controversial: hay que comenzar a retar un poco esas líneas entre las diferentes disciplinas de la psicología. Creo que a veces esas líneas son mucho más difusas de lo que pensamos y, al no reconocerlo en la práctica, terminamos haciendo cosas sin el adiestramiento que otra área de la psicología sí tiene. Pero al no prepararnos adecuadamente, corremos el riesgo de hacerle daño a la gente, de realizar intervenciones o colaboraciones que no necesariamente son efectivas.

Laura: En Puerto Rico hay mucha micro comunidad, y se debe trabajar desde ahí en lugar de enfocarse únicamente en comunidades más amplias, porque las necesidades son distintas en cada caso. Sí hay un trabajo comunitario que hacer, pero hay que mirar también cuáles son las “subcomunidades” dentro de esos grupos. En ese proceso es importante desnudarnos, deshacernos del ego y trabajar con las comunidades desde un punto de vista humano, pasándoles la batuta y dándoles acceso a las herramientas que tenemos. Reconocer que tenemos un privilegio y que podemos usarlo para abrirle puertas a otras personas para que también las utilicen.

Dr. Eduardo Lugo: Totalmente. El asunto de la objetividad es, pienso yo, crítico y hay que desbancarlo. Particularmente en este momento histórico, donde estamos viendo un movimiento hacia el fascismo en Estados Unidos y en Puerto Rico una consolidación fuerte del capital económico. Siempre ha habido desigualdad en Puerto Rico, pero ahora es peor: las desigualdades y la pobreza se están propiciando desde una perspectiva fascista, individualista, capitalista y neoliberal. Muchas de las personas que la psicología recibe en sus clínicas son personas que viven los efectos de los problemas estructurales de la desigualdad y la pobreza. Personas con vivienda inaccesible, que trabajan, que están preparadas.

Mantenerse en una postura objetiva es revictimizar a la gente. Es decir: “La responsabilidad de salir de esto es tuya; tú tienes que aprender a manejar las condiciones de vida precarias que te impone el sistema”. Si adoptamos esa posición, estamos sustentando el sistema. Así que creo que no se trata solo de política pública; tenemos que luchar esto en la calle, mano a mano con las comunidades y con las organizaciones sin fines de lucro.

Laura: O sea, esta idea de que si tienes educación, llegas al doctorado y ya vas a estar “set”, no es cierta. No necesariamente. Vemos que las personas que tienen hogar, o que tienen trabajo remoto con salario de Estados Unidos, o que tienen familias que pueden prestarles dinero, cuentan con privilegios ahí.

Dr. Eduardo Lugo: Totalmente. Y te diría que no es un asunto exclusivo de la clase pobre del país. Creo que la clase media pobre en Puerto Rico también tiene su estabilidad de vivienda totalmente amenazada.

Laura: Definitivo. Para mí, patologizar el estrés socioestructural es una violencia muy grande, igual que patologizar el abuso en los hogares. El abuso en los hogares está conectado con todos estos otros factores de necesidad. Así que una de las cosas a las que queremos dar luz es que la prevención también implica mirar las necesidades que tiene cada persona…

Dr. Eduardo Lugo: Exactamente. Escuchar a las comunidades en términos de hacia dónde sienten y necesitan que se dirija el país es fundamental. En mi análisis sobre asuntos energéticos, comparo hacia dónde se mueven las comunidades y hacia dónde va la política pública, y son caminos diametralmente opuestos. Nosotros tenemos que estar localizados con la gente.

La gente quiere un sistema descentralizado, donde la producción de energía eléctrica esté cercana a la comunidad. El gran problema en Puerto Rico después de los huracanes tiene que ver con la distribución. Si se caen los postes y las líneas, puedes generar mucha energía, pero no distribuirla. Si tienes placas solares en los techos —no solo de casas, también de estacionamientos públicos, centros comerciales, etcétera— y descentralizas, la energía se hace más accesible y la luz llega mucho más rápido. La gente apuesta a que la prioridad no sea el capital, sino la salud y el bienestar.

Nuestra apuesta es hacia la energía solar con batería. Mientras el gobierno de Estados Unidos y, evidentemente, el de Puerto Rico apuesten a los combustibles fósiles, ¿dónde tiene que estar la psicología? En la defensa de ese modelo comunitario que sustenta la vida, no el capital. Como psicólogos y psicólogas se supone que prioricemos lo que fomenta la vida y el bienestar.

Laura: Hay mucho trabajo por delante. ¿Qué metas te planteas en términos de transformar el cuidado de la salud mental hacia uno verdaderamente enfocado en la población puertorriqueña? ¿Qué metas te planteas como investigador?

Dr. Eduardo Lugo: Te diría que en este momento tengo dos metas, aunque me las replanteo constantemente. La primera es continuar con el proyecto transdisciplinario de promoción de justicia energética, que considero descolonizante. Parte de lo que quiero hacer es seguir promoviendo estas iniciativas con las comunidades e integrar a estudiantes, ya que el currículo académico no necesariamente les provee otra mirada de cómo hacer la disciplina o el trabajo universitario de manera colaborativa, apostando a lo comunitario, al bienestar y a la vida humana. Ese es el trabajo que hago con comunidades y con adultos.

La segunda meta es con la niñez. Tengo una necesidad profunda de entender las experiencias de los niños y niñas en Puerto Rico, con todas sus diversidades, en particular en condiciones de pobreza. Creo que es necesario comprender, desde una mirada de desarrollo y decolonización, cuáles son sus experiencias, qué recursos tienen y cómo el asunto colonial atraviesa sus vidas día a día. Esto incluye desde lo socioeconómico y la satisfacción de necesidades básicas, hasta las posibilidades de tener vidas plenas, con identidades consolidadas, con sueños y con esperanzas dentro de este archipiélago.

¿Cómo se ve eso? Pueden ser estudios que utilicen diferentes estrategias, como entrevistas, grupos focales, proyectos de fotovoz. Siento que tenemos una comprensión bien escueta de lo que son las experiencias de nuestra niñez. Mucha de la literatura que nosotros consumimos es norteamericana y europea, y esto está bien documentado a través del mundo, donde en términos de desarrollo humano la información que nosotros consumimos es de los países blancos industrializados que dominan la narrativa de investigación a nivel mundial, y hacemos inferencia sobre nuestras propias experiencias a través de esa literatura.

Siento que tenemos que crear más espacios donde nuestros niños tengan la posibilidad de tener voz y participación, y que a través de esas voces nosotros podamos mantener su experiencia para crear nuestras propias teorías, nuestras propias visiones y maneras de poder colaborar con nuestra niñez que está siendo totalmente violentada. Nuestros niños son violentados desde el vientre de la madre, cuando nacen, en sus procesos educativos, en su acceso a servicios de salud. Nuestros niños nacen en precariedad y mueren como adultos en precariedad. El poder crear espacios donde yo pueda conversar con la niñez y poder entender sus experiencias y compartir eso, yo creo que es una de las metas que me propongo por los próximos años.

Pueden seguir su trabajo de investigación en Instagram:

@Proyecto_cpdpr

Igualmente pueden leer nuestra cobertura del informe sobre pobreza y niñez en Puerto Rico aquí.


La importancia de mover nuestro enfoque hacia las condiciones sociales aquí.

Las nuevas guías de la Organización Mundial de la Salud aquí.

y sobre como las finanzas afectan nuestro bienestar emocional, tenemos las siguientes coberturas:

  1. Ayuda Económica Directa Vinculada A Mejoras a Largo Plazo en la Salud Mental de Jóvenes (Enlace)
  2. Aumentar el Salario Mínimo Disminuye El Suicidio (Enlace)

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