Un estudio sobre granjas terapéuticas revela cómo la humanidad compartida y la interdependencia fomentan la sanación.
Por Richard Sears – 31 de diciembre de 2024
Un estudio explora cómo las granjas terapéuticas en Estados Unidos e Irlanda utilizan prácticas orientadas a la recuperación para centrar la humanidad, la comunidad y la autonomía en la atención de la salud mental.
El estudio, publicado en el Irish Journal of Psychological Medicine, examina cómo las granjas terapéuticas pueden servir como alternativas orientadas a la recuperación en comparación con los programas tradicionales de salud mental. Liderado por Christina Koretsidou de la University College Dublin, el estudio identifica principios clave que impulsan estos programas, incluyendo la humanidad compartida, la vida en comunidad y la libertad de elección. La investigación también resalta desafíos, como navegar los límites profesionales e integrar “mejores prácticas” con enfoques orientados a la recuperación.
Los modelos orientados a la recuperación—como los implementados en Kyrie Therapeutic Farm (KTF) en Irlanda, Soteria Houses, Casa de Crisis y Open Dialogue—ofrecen una alternativa al modelo biomédico dominante, el cual se centra en el diagnóstico y el manejo de síntomas. En su lugar, estos programas enfatizan la creación de un entorno de apoyo donde les usuaries de los servicios sean el centro de su propio cuidado. Les autores escriben:
“Los hallazgos muestran que las granjas terapéuticas participantes estaban comprometidas con la adopción de principios, valores y prácticas alineadas con enfoques orientados a la recuperación, como la promoción de relaciones igualitarias, la autodeterminación, la actividad con propósito, la participación comunitaria y la centralidad de la persona (en lugar de la dificultad en salud mental) en el proceso de recuperación.”
“La visión compartida, el trabajo en equipo y el diálogo evidenciados en los hallazgos fueron facilitadores clave en la prestación del servicio, permitiendo que las granjas mejoraran continuamente sus procesos y prácticas y respondieran de manera adaptable al cambio.”

Aunque existe apoyo político a nivel global para modelos de salud mental orientados a la recuperación que aborden factores sociales y ambientales, el modelo biomédico—con su énfasis en el diagnóstico y la gestión de síntomas—sigue dominando el campo.
Modelos orientados a la recuperación, como los implementados en Kyrie Therapeutic Farms (KTF), Soteria Houses, Open Dialogue y Crisis Houses, han demostrado que este enfoque puede superar la mera gestión de síntomas al centrar a les usuaries en su propio tratamiento y ofrecer un entorno de sanación y apoyo.
Diseño del estudio
La investigación actual se diseñó como parte de un proyecto más amplio destinado a mejorar los servicios en KTF en Irlanda. Con este objetivo, les investigadores quisieron examinar las barreras y facilitadores para programas de granjas terapéuticas orientadas a la recuperación.
Se invitó a cuatro granjas en Irlanda y Estados Unidos a participar en la investigación. Tres granjas aceptaron. Cada una ofrecía servicios de salud mental a personas con dificultades recurrentes que afectaban su empleo y funcionalidad social. El objetivo de cada granja era facilitar la reintegración de les usuaries a la vida cotidiana y al funcionamiento social.
Diez miembres del personal de estas tres granjas participaron en grupos focales facilitados por les investigadores. Se identificaron cuatro temas para la discusión: el contexto de la granja terapéutica, el diseño del servicio y enfoques terapéuticos, facilitadores y barreras, y lecciones aprendidas. Cada grupo focal duró entre 120 y 140 minutos.
Tras el análisis de las discusiones, les autores identificaron cuatro temas principales: humanidad compartida, libertad y responsabilidad, interdependencia y vida comunitaria, y práctica reflexiva.
Humanidad compartida
Les participantes describieron el sufrimiento psíquico como una parte inevitable de la experiencia humana, en lugar de una enfermedad o un fallo personal. En oposición a un modelo patológico de sufrimiento que separa a las personas “enfermas mentales” del resto, esta visión permitía que el personal y les residentes se unieran en la experiencia compartida del sufrimiento.
Les participantes también fueron deliberades en el uso del lenguaje para referirse a les usuaries de los servicios. Se prefirieron términos como “residentes”, “huéspedes” e “inquilines” en lugar de términos tradicionales como “paciente” o “cliente”. Este uso cuidadoso del lenguaje evitaba que les residentes fueran identificades únicamente por sus dificultades en salud mental. Como resultado, visitantes y voluntaries a menudo no podían diferenciar entre el personal y les residentes.
Libertad y responsabilidad
El personal en cada granja participante apoyaba a les residentes en la toma de decisiones sobre su recuperación. No se implementaban medidas coercitivas. Les residentes no eran obligades a tomar medicación ni a participar en actividades destinadas a la recuperación. En lugar de adoptar una postura coercitiva, el personal enfatizaba las consecuencias de las decisiones con les residentes, al tiempo que les alentaba a participar en trabajos significativos y a integrarse en la comunidad.
Interdependencia y vida comunitaria
Todas las granjas participantes enfatizaban un sentido de comunidad y priorizaban las relaciones—entre el personal, entre el personal y les residentes, y entre les residentes mismes. Este énfasis se reflejaba en la capacitación, el apoyo y la supervisión del personal y de les gestores. Aunque se utilizaban tratamientos basados en evidencia, estos eran considerados secundarios en comparación con la creación de un sentido de conexión y pertenencia para todes.
Además, las granjas promovían la interdependencia entre diferentes roles y grupos de trabajo. El personal no trabajaba de manera aislada, y les residentes podían ver cómo sus actividades contribuían al funcionamiento del programa. Por ejemplo, los equipos de panadería y granja producían pan y productos lácteos que el equipo de cocina utilizaba para alimentar a personal y residentes.
Práctica reflexiva
Cada granja participante estaba comprometida con mejorar sus programas a través de la autorreflexión y la actualización en avances en salud mental. Por ejemplo, una granja trajo expertes en neurodivergencia para capacitar al personal y realizar cambios en su programa. Estas prácticas se equilibraban con la necesidad de mantener los valores centrales y la cultura del programa.
Barreras
El énfasis del programa en la humanidad compartida y la ausencia de jerarquías presentaron desafíos en la gestión de límites y relaciones profesionales. Les participantes también señalaron que equilibrar el cuidado con la autonomía de les residentes podía ser complicado, lo que requería evaluaciones regulares de sus habilidades y posibles dificultades.
Asimismo, existía cierta tensión entre la incorporación de avances en el campo de la salud mental y las llamadas “mejores prácticas” dentro del enfoque orientado a la recuperación de estos programas. Esta tensión exigía discusiones constantes entre el personal, les residentes y otres actores clave para garantizar que los programas evolucionaran de acuerdo con las necesidades de les residentes sin perder la cultura orientada a la recuperación ni los valores fundamentales necesarios para la sanación.
Les autores reconocen varias limitaciones en este trabajo. Es posible que el diseño del estudio haya generado cierto sesgo de deseabilidad social, lo que significa que les participantes podrían haber enfatizado en exceso los aspectos positivos de estos programas. Además, el estudio fue de pequeña escala, con solo tres granjas y diez participantes. Un estudio más amplio podría arrojar resultados distintos.
Este estudio solo consideró las perspectivas del personal, por lo que les usuaries de los servicios podrían tener opiniones diferentes sobre estos programas y sus fortalezas. Además, dado que las granjas estudiadas se ubicaban en Irlanda y Estados Unidos, la generalización de los hallazgos a otras poblaciones es limitada.
Les autores concluyen:
“Dado el creciente movimiento en los servicios de salud mental hacia enfoques que se alejan del paradigma médico, este estudio destaca factores clave en la prestación de servicios en granjas terapéuticas orientadas a la recuperación. Estos factores, junto con los aprendizajes obtenidos a partir de las reflexiones profundas recopiladas durante el estudio, brindan un apoyo valioso para alinear el proyecto con las directrices de la OMS, la ONU y STV.”
Los programas de salud mental orientados a la recuperación han mostrado resultados prometedores en el abordaje del sufrimiento psíquico a nivel global. Los programas de Open Dialogue en Estados Unidos y el Reino Unido han mejorado el bienestar, reducido síntomas y fortalecido el funcionamiento de les usuaries de los servicios.
Las investigaciones también han encontrado que el Modelo Soteria ha sido efectivo en la recuperación de les usuaries. Un estudio reveló que un enfoque orientado a la recuperación no solo beneficia a les usuaries, sino también a les profesionales de salud mental, quienes reportaron menores niveles de despersonalización y agotamiento emocional, así como un aumento en sus logros profesionales y en su satisfacción laboral.
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Koretsidou, C., O’Toole, C., Galavan, E., McKeon, J., & McGilloway, S. (2024). Designing recovery-oriented care: A qualitative study to inform service design at Kyrie Therapeutic Farm in Ireland. Irish Journal of Psychological Medicine, 1–7. https://doi.org/10.1017/ipm.2024.58 (Link)

Richard Sears teaches psychology at West Georgia Technical College and is studying to receive a PhD in consciousness and society from the University of West Georgia. He has previously worked in crisis stabilization units as an intake assessor and crisis line operator. His current research interests include the delineation between institutions and the individuals that make them up, dehumanization and its relationship to exaltation, and natural substitutes for potentially harmful psychopharmacological interventions.