A medida que se multiplican las leyes anti-LGBTQ+, también aumentan los problemas de salud mental y los diagnósticos psiquiátricos. Expertos afirman que la violencia estructural es el verdadero motor del sufrimiento.
Por Laura López-Aybar, PhD
También publicado en inglés en Mad in America.
Un nuevo estudio publicado en JAMA Network Open revela que las personas LGBTQ+ enfrentan tasas desproporcionadamente altas de diagnóstico psiquiátrico. Los investigadores vinculan estas desigualdades con los efectos acumulativos de la discriminación social, la hostilidad política y el daño estructural.
Utilizando datos de casi 270,000 participantes del programa All of Us Research Program, les autores identificaron importantes disparidades en salud mental entre los grupos de minorías sexuales y de género.
En un momento de crecientes ataques políticos y culturales hacia las comunidades LGBTQ+, el estudio ofrece un análisis basado en datos sobre cómo la marginación produce sufrimiento emocional, etiquetamiento diagnóstico y barreras en el acceso a la atención.
Como escribe Mandi Pratt-Chapman en su comentario complementario, el contexto social de estas desigualdades no puede ignorarse:
“La teoría del estrés de las minorías plantea que el exceso de estrés social impulsa las desigualdades de salud entre personas de minorías sexuales y de género. Estresores distales, como leyes discriminatorias, y estresores proximales, como el rechazo familiar, elevan el estrés crónico en estas poblaciones. El sesgo estructural—incluida la patologización, la invisibilización social, el acoso escolar, la negación de atención médica, los crímenes de odio y otros determinantes sociales y políticos—conduce a un aumento del estrés crónico, una causa comprobada de mala salud física y mental.”

El estudio, liderado por J.A. Lu y colegas, empleó un diseño transversal para analizar registros electrónicos de salud y datos autoinformados entre 2017 y 2022. De los 269,947 participantes, el 8.9% (22,189) se identificó como parte de minorías sexuales y de género. Se comparó este grupo con personas cisgénero heterosexuales en diez diagnósticos psiquiátricos comunes: ansiedad, TDAH, autismo, trastorno bipolar, trastornos alimentarios, depresión, TOC, trastornos de personalidad, TEPT y esquizofrenia.
Encontraron que las personas LGBTQ+ tenían más probabilidades de recibir diagnósticos de TEPT, depresión, TDAH, trastorno bipolar y trastornos de personalidad. Los hombres cisgénero gay presentaban más diagnósticos de trastorno bipolar, mientras que las mujeres lesbianas, bisexuales y queer mostraban mayor riesgo en casi todos los diagnósticos analizados. Las personas trans y de género no conforme presentaban las tasas más altas. Por ejemplo, las personas no conformes asignadas mujer al nacer eran las más propensas a ser diagnosticadas con TEPT, y aquellas asignadas hombre al nacer con TDAH y trastorno bipolar. Los hombres trans fueron desproporcionadamente diagnosticados con depresión, y las mujeres trans con trastornos de personalidad.
Les autores enfatizan el papel de los determinantes sociales como impulsores de estas desigualdades:
“Según el cuerpo de investigación que documenta los impactos adversos del estrés de minorías en personas LGBTQ+, impulsado por el estigma organizacional, cultural y social, es probable que estos factores expliquen las marcadas desigualdades en salud mental que observamos… Estos factores afectan la salud mental directamente al aumentar el estrés y desregular las funciones neuroendocrinas, además de comprometer las respuestas inmunológicas, aumentando el riesgo a lo largo del tiempo.”
El estudio se basa en la teoría del estrés de minorías, que sostiene que el estrés crónico generado por experiencias de discriminación social, política e institucional es la causa principal de los problemas de salud en estas poblaciones. También se empleó un marco ecológico, considerando cómo la opresión estructural agrava estas desigualdades: desde leyes y políticas discriminatorias hasta obstáculos en el acceso a servicios de salud. Las personas LGBTQ+ sufren discriminación en empleo, educación y vivienda, lo que afecta su estabilidad económica. Además, muchas enfrentan violencia y rechazo familiar, un factor clave de malestar emocional. El clima político actual en EE.UU. agrava estas desigualdades al promover leyes que criminalizan la educación LGBTQ+, restringen el acceso a cuidados médicos esenciales y alimentan el discurso de odio.
En su comentario, Pratt-Chapman resalta la urgencia de poner fin al estigma y la discriminación. Señala que en 2023 se introdujeron 510 leyes anti-LGBTQ+ en EE.UU., de las cuales 84 fueron aprobadas en 23 estados. Este patrón ha continuado en 2025, con proyectos como “Project 2025” intensificando la violencia legislativa y política.
En los servicios de salud mental, el acceso sigue siendo limitado. La autora destaca la falta de capacitación cultural y la implementación inadecuada de competencia cultural en entornos clínicos, además del alto costo de los servicios. También menciona el rechazo de servicios bajo excusas religiosas o conservadoras, así como el aumento del discurso de odio en redes sociales y medios. Particularmente grave es el aumento de crímenes de odio contra personas trans negras y latinas.
Subraya la necesidad de políticas públicas que protejan los derechos LGBTQ+. Esto incluye servicios accesibles, cultural y financieramente competentes, y redes comunitarias de apoyo. Es vital combatir la desinformación en medios y redes. Estas son medidas estructurales clave para prevenir el sufrimiento emocional y proteger a estas comunidades.
El estudio de Lu deja claro que el sufrimiento emocional entre personas LGBTQ+ es una preocupación urgente. Sin embargo, estos datos deben interpretarse con cuidado: estudios previos muestran que profesionales de salud mental exhiben sesgos implícitos hacia personas LGBTQ+, lo que influye en los diagnósticos psiquiátricos.
Tanto el estudio como el comentario subrayan la necesidad de intervenciones específicas para poblaciones LGBTQ+, que aborden las múltiples dimensiones del sufrimiento emocional, especialmente las estructurales. Si estas desigualdades no se abordan, pueden empeorar con el tiempo.
La acumulación de estrés y discriminación atraviesa toda la vida de estas personas. Las escuelas son espacios donde jóvenes LGBTQ+ se sienten inseguros y enfrentan acoso de pares y personal escolar. En distritos conservadores, el bullying es mayor y la angustia emocional también. Políticas escolares contra el acoso y la discriminación han demostrado reducir estos índices.
También se ha documentado la alta prevalencia de suicidabilidad entre jóvenes LGBTQ+ tras experiencias de discriminación. Un informe del CDC en 2023 reveló que el 40% de estos jóvenes había expresado ideación suicida. A veces, esto ocurre el mismo día de enfrentar discriminación. Les jóvenes LGBTQ+ negros, además, experimentan rechazo tanto de sus familias como de sus pares blancos.
En cuanto al cuidado terapéutico, se ha demostrado que adaptar la terapia a los valores de personas LGBTQ+ mejora los resultados. En particular, la terapia psicodinámica ha mostrado ser útil para abordar el estrés traumático en estas poblaciones.
Combatir las políticas discriminatorias es una medida protectora esencial. Un informe de Axios de 2023, basado en datos del Trevor Project, evidenció que las leyes anti-trans causan daño emocional. La acción colectiva puede mitigar los efectos del estigma y reducir los síntomas depresivos. Otros recursos protectores incluyen redes de apoyo comunitario y las llamadas “familias elegidas” entre personas trans y no binarias.
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Lu, J. A., Soltani, A., Langston, M. E., et al. (2025). Mental health disparities by sexual orientation and gender identity in the All of Us Research Program. JAMA Network Open, 8(1), e2456264. https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2024.56264
(Link)
Pratt-Chapman, M. L. (2025). Mental health disparities among LGBTQ people in the US—Time to end the stigma. JAMA Network Open, 8(1), e2456228. https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2024.56228
(Link)

Laura López-Aybar es una sobreviviente de violencia psiquiátrica, intrafamiliar y de género. Posee un doctorado en psicología clínica de Adelphi University en Nueva York y hace investigación multi métodos en determinantes sociales de la salud emocional, primordialmente estigma, discriminación, violencia de género y cambio climático. Aboga abiertamente por experiencia personal y empírica por la abolición y reforma de los sistemas carcelarios, incluyendo el sistema de salud mental desde la práctica de la psicología crítica. Pueden encontrar más de su trabajo en su página de Instagram @aybarpsicologiacritica.