El 87% de las solicitudes de hospitalización psiquiátrica involuntaria no incluían una evaluación clínica, la mayoría de los pacientes eran personas negras, el 17% no tenía un diagnóstico psiquiátrico registrado, y el 27% no eran considerados un peligro para sí mismos ni para otros.
Publicado originalmente en inglés en Mad in America.
Cobertura por Peter Simons
Un nuevo estudio revela la ausencia de los exámenes clínicos requeridos, información faltante y una marcada disparidad racial en las solicitudes de hospitalización involuntaria presentadas al departamento de policía de Boston entre 2021 y 2022.
“Los datos sugieren que los prejuicios sistémicos podrían contribuir a las inequidades en los servicios de salud mental,” escriben los investigadores.

El estudio se centró en las solicitudes de la Sección 12(a) enviadas a la policía por terceros (profesionales médicos o de salud mental), excluyendo los formularios iniciados directamente por la policía. Estas solicitudes deben incluir un examen clínico presencial realizado por el profesional que las presenta; sin embargo, el 87% de las solicitudes carecían de este examen, y ninguna justificaba esta omisión.
Disparidades raciales
En cuanto a la raza, los investigadores encontraron que las personas negras tenían más probabilidades de ser hospitalizadas involuntariamente (41% de las solicitudes), a pesar de representar menos de una cuarta parte de la población de Boston. Además, el 21% de las solicitudes no incluía información sobre raza/etnicidad, lo que podría indicar que la disparidad es aún mayor.
Preocupaciones sobre la participación policial
“La participación de la policía en la ejecución de las solicitudes de la Sección 12(a), especialmente dado el potencial uso de restricción física o fuerza, subraya la necesidad urgente de reevaluar el proceso de hospitalización involuntaria. Este potencial para tensiones escaladas supone riesgos para todos los involucrados y plantea preocupaciones sobre las libertades civiles,” señalan los investigadores.
El estudio fue liderado por Kevin M. Simon de la Facultad de Medicina de Harvard y publicado en la revista Psychiatric Services.
El rol de la psiquiatría en la hospitalización forzada y la administración de medicamentos a personas consideradas un peligro para sí mismas o para otros ha sido criticado como una forma de control social. En lugar de cumplir su objetivo declarado de mejorar la vida de quienes están en crisis, a menudo se utiliza para justificar el encarcelamiento de personas indeseadas a través de un proceso extrajudicial.
La participación de la policía en estas intervenciones es peligrosa y, en ocasiones, mortal, especialmente para los hombres negros, quienes tienen más probabilidades de ser percibidos como “peligrosos” durante una crisis de salud mental. Este grupo también enfrenta un mayor riesgo de recibir diagnósticos como esquizofrenia debido a sesgos raciales, mientras que las personas blancas con los mismos síntomas son diagnosticadas con trastorno bipolar o depresión psicótica. Además, las personas negras tienen más probabilidades de enfrentar tratamientos forzados y ser sometidas al uso de amarres y restricciones físicas debido a la percepción de su peligrosidad.
Los tratamientos forzados y las hospitalizaciones involuntarias suelen causar más daño que beneficio. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha condenado esta práctica, comparándola con la tortura y solicitando su prohibición. Investigaciones han demostrado que la tasa de suicidio aumenta dramáticamente justo después y durante de un tratamiento involuntario, vinculando este fenómeno directamente con la experiencia deshumanizante de la hospitalización forzada. Las personas que han vivido estas experiencias tienden a evitar buscar ayuda en el futuro debido al trauma experimentado.
El estudio actual respalda la existencia de sesgos raciales en esta controvertida práctica y subraya los peligros que representa para los grupos marginados.
“La historia de los servicios psiquiátricos incluye prácticas que pueden reflejar sesgos implícitos, a menudo derivados de factores culturales, raciales y socioeconómicos que influyen en los diagnósticos y las opciones de tratamiento,” escriben los investigadores. “Debido a la naturaleza subjetiva de las evaluaciones de salud mental, estos sesgos han marginado con frecuencia a ciertos grupos.”
En el estudio actual, al menos el 41% de las personas hospitalizadas involuntariamente eran negras (las personas negras representan aproximadamente el 23% de la población de Boston). Solo el 29% fueron reportadas como blancas (44% de la población de Boston). El 3% de las solicitudes correspondían a personas asiáticas (10% de la población de Boston). En aproximadamente el 21% de las solicitudes faltaba información sobre raza. Aproximadamente dos tercios de los objetivos eran hombres.
Mientras el 73% de las solicitudes enumeraron como razón principal el peligro para sí mismo o para otros, el 27% restante utilizó únicamente “la incapacidad de cuidarse a sí mismo” como justificación para el uso de la fuerza policial, un criterio mucho más ambiguo que a menudo se emplea como excusa para intervenir en casos de personas sin hogar.
Los formularios también incluían diagnósticos: el 39% indicaba esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo, mientras que el 17% no tenía ningún diagnóstico listado, sino que el clínico señalaba únicamente “síntomas o comportamientos.” Otros diagnósticos mencionados incluían trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión y trastorno de adaptación.
En total, el 76% de los formularios indicaron que el clínico no había realizado una evaluación clínica personal del individuo en cuestión, y otro 11% carecía de esta información (lo que probablemente también implica que la entrevista clínica no se completó, pero el clínico ni siquiera lo anotó en el formulario). Así, solo el 14% de las solicitudes incluían detalles clínicos proporcionados por un profesional médico o de salud mental.
Esta falta de información no solo es preocupante desde el punto de vista del sesgo, según los autores, sino que también no proporciona suficiente información a los oficiales de policía encargados de ejecutar la solicitud, ya que no saben qué tipo de situación estarán enfrentando. Esto es peligroso tanto para los oficiales de policía como para la persona que es objeto de la solicitud.
En total, el 70% de los formularios resultaron en que la persona fuera localizada por la policía y hospitalizada contra su voluntad. Para el 30% restante que no fue hospitalizado involuntariamente, la razón principal fue que la policía no pudo encontrar a la persona.
Los investigadores terminan con un punto positivo, señalando que la ciudad de Boston está tratando de mejorar su respuesta a las crisis de salud mental. Los investigadores indican que, en un programa reciente, los clínicos de salud mental acompañan a la policía en algunas llamadas relacionadas con salud mental, aunque aún no está claro cuál será el impacto final de este programa.
“En respuesta a estos desafíos, la ciudad de Boston está explorando activamente políticas y programas innovadores para apoyar mejor a las poblaciones vulnerables durante las crisis de salud mental, incluidos modelos de respuesta alternativa que puedan reducir la dependencia de las solicitudes del Artículo 12(a),” escriben los investigadores.
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Simon, K. M., Savage, J., Krebs, L., Wegiel, T., & Morabito, M. S. (2024). Understanding involuntary hospitalization applications submitted to an urban police department. Psychiatric Services. Published online November 5, 2024. https://doi.org/10.1176/appi.ps.20230411 [Link]

Laura López-Aybar es una sobreviviente de violencia psiquiátrica, intrafamiliar y de género. Posee un doctorado en psicología clínica de Adelphi University en Nueva York y hace investigación multi métodos en determinantes sociales de la salud emocional, primordialmente estigma, discriminación, violencia de género y cambio climático. Aboga abiertamente por experiencia personal y empírica por la abolición y reforma de los sistemas carcelarios, incluyendo el sistema de salud mental desde la práctica de la psicología crítica. Pueden encontrar más de su trabajo en su página de Instagram @aybarpsicologiacritica.