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Al Presenciar Nacimientos, Presenciamos Transformaciones 

La Dra. Camille López-Crespo escribe sobre sus experiencias siendo testigo de los procesos de parto de sus hermanos y el significado detrás de su rol como hermana mayor en esos procesos.

Por Dra. Camille López-Crespo

Originalmente publicado en Pathways Magazine.

Tal vez no recuerde los detalles específicos de los partos de mi hermano y de mi hermana, ya que apenas tenía cuatro años. Sin embargo, sí recuerdo pequeños detalles extraordinarios de ambos días y lo que significaron para mí. Recuerdo decirle emocionada a una amiga de la familia que mi mamá tendría otro bebé, mientras ella asentía con timidez. Durante el embarazo, mis padres me enseñaron vídeos de partos en la casa y me explicaron los distintos escenarios que podrían ocurrir. Decían que, si veía a mi mamá incómoda o con dolor, no tenía de qué preocuparme porque todo era parte del proceso. De igual forma, cada vez que salía una escena de un parto en la televisión o alguna película, mi mamá resaltaba que la mayoría de los partos no eran así y que no era una emergencia a la que había que temerle.  

El 28 de enero de 1996 mi papá vino a buscarme temprano a la escuela y me dijo que mi hermano estaba por nacer. Al llegar a la casa, encontramos a la partera, la mejor amiga de mis papás y a mi madrina. Recuerdo sentir la casa muy silenciosa y solemne. Mientras observaba a mi mamá navegar sus contracciones y a mi papá apoyándola, sentía tranquilidad y emoción a la misma vez, sabiendo que pronto conocería a mi hermanito. Junto a mi madrina, hicimos un bizcocho de chocolate, del cual le llevé a mi mamá varios pedazos. Ese día me convertí en hermana mayor, un rol que siempre he llevado con mucho orgullo y responsabilidad y que se ha convertido en parte esencial de mi identidad.  

Mi hermana nació un año después, el 17 de abril de 1997. Además de las personas que estuvieron en el parto anterior, fueron otros familiares, de los cuales algunos no consideraron apropiado que yo estuviese durante el parto. Recuerdo llorar desde el otro lado de la puerta porque no podía estar al lado de mi mamá, como la primera vez. Tan pronto nació, mis padres me llamaron al cuarto y conocí a mi hermana menor. Mientras la vestía con su ropita amarilla, como mi mamá me había prometido, recuerdo sentirme tan grande e importante de poder ayudar a cuidar de esos dos bebés. 

Por mucho tiempo pensé que la experiencia de los partos de mis hermanos era la norma, en los que la mamá se mueve libremente, descansa cuando necesite y come cuando quiera. Simplemente una experiencia intensa y poderosa y a la misma vez hermosa y respetada, de una mujer decidida a traer a sus hijos al mundo rodeada de sus seres queridos. Mi mamá siempre ha tenido muchos talentos y roles. Como artista, traductora y doula, nos enseñó a vivir según nuestras convicciones y, junto a mi papá, enriquecieron nuestra niñez con amor incondicional y experiencias extraordinarias. 

Siempre le agradeceré a mis papás el haberme hecho parte esencial del parto de mis hermanos. Eso definitivamente me inspiró a convertirme en quiropráctica pediátrica y perinatal, además de doula. En Puerto Rico, la tasa de cesárea es casi un 60% y comúnmente se interviene innecesariamente en muchos de los partos vaginales. Por otro lado, los padres, hermanos, familiares y hasta la mamá a veces no tienen la oportunidad de expresar sus deseos para el proceso del embarazo y del parto. Ser parte del nacimiento de mis hermanos es uno de los mayores regalos que mis padres me han dado y conformó mi visión sobre el parto, la familia y la salud. 

El Dr. Michel Odent, ginecólogo y educador, dijo “para cambiar el mundo, debemos primero cambiar la forma en la que nacen los bebés”. A veces me pregunto cuan diferente sería nuestra realidad si más personas tuvieran la oportunidad que yo tuve. El vínculo entre hermanos es algo sagrado y se nutre de complicidad y amor. Tengo la bendición de haberlo experimentado y vivo orgullosa de mi hermano y de mi hermana desde que los vi nacer. ¿Cuán distinto sería el mundo si los bebés nacieran rodeados de sus hermanos, padres, tíos, tías, abuelos y abuelas y estos pudiesen presenciar y experimentar el tipo de amor que solo puede emanar de ver a alguien nacer?

Mark Twain dijo “los dos días más importantes de tu vida son el día en que naces y el día en que entiendes por qué”. Creo firmemente en que si cambiamos cómo nuestros bebés nacen, podemos transformar familias, comunidades, países y el mundo. Respetando y humanizando los partos, podríamos sanar individual y colectivamente y tener una sociedad más justa y amable. Mi “por qué” es colaborar desde mi nicho para que esa posibilidad sea una realidad. Ya sea como mujer, amiga o quiropráctica, seré conducto de amor, educación, afirmación y apoyo a madres y familias y, junto a otros que compartan la misma convicción e inspiración, contribuir a transformar la manera en que nuestros bebés nacen.  

La Dra. Camille López-Crespo tiene su oficina Vía Quiropráctica en Cuper en Galeria Los Paseos y en redes sociales:

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También es parte de nuestra sección de Recursos Locales.

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