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Conformidad con Ideologias de Género Masculinas Conlleva un Aumento en Riesgo de Suicidio

Un nuevo estudio revela que las normas de género rígidas, la supresión emocional y la autosuficiencia aumentan significativamente el riesgo de suicidalidad en los hombres.

Por Laura López-Aybar

Publicado en Inglés en Mad in America

Un nuevo estudio publicado en Heliyon explora cómo las normas de género tradicionales y las expectativas de masculinidad influyen en la salud mental de los hombres y aumentan su riesgo de suicidio. Investigadores liderados por Lisa Eggenberger en la Universidad de Zúrich encontraron que los hombres que se adhieren a ideales masculinos rígidos—particularmente aquellos que enfatizan el control emocional, la autosuficiencia y la dominancia—son significativamente más vulnerables a la depresión y a los pensamientos suicidas. Si bien la investigación ha sugerido durante mucho tiempo que las normas de género influyen en la salud mental, este estudio profundiza en cómo creencias masculinas específicas crean barreras para la búsqueda de ayuda y llevan a los hombres hacia situaciones de crisis. Dado que los hombres tienen 2,3 veces más probabilidades de morir por suicidio que las mujeres, comprender el papel de la masculinidad en la suicidalidad es fundamental.

“La interacción entre las dimensiones de conformidad con las normas masculinas—emocionalidad restrictiva, autosuficiencia y disposición a participar en comportamientos de riesgo—combinada con creencias suicidas sobre la insoportabilidad del dolor emocional, puede crear un sistema psicosocial suicidogénico,” escriben los investigadores.

En lugar de atribuir las tasas más altas de suicidio en hombres a una patología individual o a una vulnerabilidad biológica, los hallazgos destacan cómo las normas masculinas dominantes—moldeadas por fuerzas históricas, económicas y culturales—limitan la expresión emocional, desalientan la búsqueda de ayuda y crean un paisaje psicosocial en el que el malestar se internaliza, somatiza o externaliza a través de conductas de riesgo y agresión. La investigación señala la necesidad de intervenciones que vayan más allá del manejo de síntomas y, en su lugar, desafíen las estructuras culturales e institucionales que sostienen masculinidades dañinas. Asimismo, hace un llamado a entendimientos sociales y políticos del malestar psicológico y la prevención del suicidio.


Las normas masculinas tradicionales con las que los hombres deben lidiar están profundamente conectadas con el desarrollo de lo que se ha denominado masculinidad tóxica. Este término se estableció para describir las creencias, valores y expectativas perjudiciales impuestas a los hombres en nuestra sociedad capitalista moderna, así como la forma en que el incumplimiento de estas expectativas conduce al aislamiento social y la desvalorización. Algunas de estas expectativas incluyen posicionar a los hombres como dominantes socialmente, proveedores económicos y emocionalmente contenidos, permitiéndoles expresar únicamente la ira, mientras que emociones como la tristeza o la ansiedad deben permanecer ocultas. Esto dificulta que los hombres busquen ayuda, ya que se asocia con debilidad y se percibe como un rasgo femenino.

Este estudio fue parte de un proyecto más amplio dentro de la Universidad de Zúrich. Los investigadores reclutaron personas de habla alemana en toda Europa y les pidieron que completaran una encuesta en línea. Su objetivo era evaluar los mecanismos subyacentes que podrían explicar las diferencias en la suicidalidad de los hombres cuando se consideran las normas masculinas tradicionales.

Después de controlar por datos faltantes y otros factores, se incluyeron 488 participantes en el análisis. Se evaluó su adhesión a la masculinidad tradicional, síntomas depresivos, pensamientos, creencias y comportamientos suicidas, así como la deseabilidad social. Además, dentro de las variables demográficas, se exploraron el historial de intentos de suicidio, diagnósticos psiquiátricos y el uso de psicoterapia.

Asimismo, se analizaron variables como nivel educativo, situación socioeconómica y orientación sexual, sin encontrarse diferencias significativas entre los grupos.

Aunque muchos participantes nunca habían sido diagnosticados con depresión ni habían buscado psicoterapia, los datos revelaron vínculos fuertes entre la masculinidad tradicional y el malestar mental. Específicamente, los hombres que se adherían con mayor firmeza a estas normas masculinas tradicionales mostraban:

  • Niveles más altos de depresión y suicidalidad
  • Mayor supresión emocional y expresión de ira
  • Creencias de que su dolor emocional era insoportable e irresoluble

Los investigadores identificaron tres grupos distintos en función del grado de conformidad de los participantes con las normas masculinas tradicionales:

  1. Igualitarios (60% de los participantes): Estos hombres mostraban baja conformidad con la masculinidad tradicional. Eran los menos propensos a experimentar síntomas depresivos graves o pensamientos suicidas.
  2. Jugadores (15% de los participantes): Este grupo se adhería a creencias patriarcales que enfatizaban la dominancia, la promiscuidad y la heteronormatividad. Exhibían niveles más altos de conductas externalizantes, como agresión y toma de riesgos.
  3. Estoicos (25% de los participantes): Estos hombres se identificaban fuertemente con ideales de control emocional, autosuficiencia y toma de riesgos. Eran los más propensos a suprimir emociones, somatizar síntomas y creer que su dolor era insoportable e inescapable.

Tanto los Jugadores como los Estoicos mostraron niveles significativamente más altos de depresión, supresión emocional y suicidalidad en comparación con los Igualitarios.

A pesar de su alto nivel de malestar, los hombres en estos grupos tenían menos probabilidades de:

  • Ser formalmente diagnosticados con depresión.
  • Buscar tratamiento psicoterapéutico.
  • Recibir y buscar ayuda profesional cuando experimentaban síntomas depresivos.

Esto sugiere que la masculinidad tradicional no solo agrava los problemas de salud mental, sino que también impide que los hombres busquen la ayuda que necesitan.

El estudio encontró que los hombres estoicos eran particularmente vulnerables a internalizar su angustia, lo que los hacía más propensos a la somatización (cuando el malestar psicológico se manifiesta en síntomas físicos). Este patrón está relacionado con bajas tasas de búsqueda de ayuda y un mayor riesgo de suicidio.

Tanto los Jugadores como los Estoicos eran más propensos a creer que su dolor emocional era permanente e insuperable, dos patrones cognitivos fuertemente asociados con la suicidalidad.

“Estos hallazgos pueden ayudar a comprender cómo un subgrupo específico de hombres, atrapados en normas de género restrictivas, puede encontrarse en una situación en la que perciben el suicidio como la única salida viable a su dolor emocional”, explican los autores.

Masculinidad y estructuras sociales

Investigaciones previas han resaltado la necesidad de reformar la masculinidad en favor de masculinidades saludables. Para lograrlo, es crucial entender que la masculinidad no se desarrolla en un vacío, sino que se forma dentro de estructuras sociales específicas.

Los estudios han demostrado que la adhesión a ideales masculinos tradicionales está relacionada con baja alfabetización en salud y mayor angustia psicológica.

Si bien aún queda mucho por aprender sobre la suicidalidad y su prevención, se sabe que el suicidio es el resultado de una serie de emociones, pensamientos e intenciones previas. Por lo tanto, estudiar los caminos que conducen al suicidio en los hombres es una estrategia fundamental para la prevención del suicidio.

Estos hallazgos refuerzan la idea de que los valores, creencias y expectativas que el capitalismo moderno impone a los hombres son dañinos para su bienestar, lo que indica la necesidad urgente de cambiar estas prácticas e ideales.

Aunque se sabe que la conformidad con las normas de género tradicionales impacta profundamente a las mujeres, investigaciones como esta son cruciales para comprender su efecto en los hombres. Además, la masculinidad tóxica ha sido planteada como un síntoma del colonialismo. Durante la colonización, se reprimieron culturas latinas, indígenas y LGBTQ+, donde la fluidez de género era la norma, y la existencia de diversas identidades de género y roles sociales era algo aceptado.

También hay evidencia de que los estereotipos y normas de género se aprenden desde la infancia, lo que destaca la necesidad de intervenir en las familias, instituciones educativas y otras estructuras sociales para desafiar estas normas dañinas.

Les investigadores concluyen:

“Con base en nuestros hallazgos, recomendamos programas de intervención específicos para hombres en estos subgrupos de alto riesgo, con el fin de fomentar la expresión emocional abierta, promover y normalizar la búsqueda de ayuda, y proporcionar estrategias para mitigar conductas de riesgo, reduciendo así su vulnerabilidad al suicidio.”

****

Eggenberger, L., Spangenberg, L., Genuchi, M. C., & Walther, A. (2024). Men’s Suicidal thoughts and behaviors and conformity to masculine norms: A person-centered, latent profile approach. Heliyon10(20). (Link)

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