Les investigadores que exploran los efectos de la mentalidad colonial abogan por un enfoque descolonial en la psicología, más allá de los confines de los modelos médicos tradicionales.
Cobertura por José Giovanni Luiggi-Hernández, PhD, MPH
Originalmente publicado en inglés
En medio de crecientes llamados a un enfoque más inclusivo y consciente del contexto en la salud mental, se está desarrollando un enfoque descolonial en la psicología que reconoce la profunda influencia de la opresión y la discriminación histórica en la salud mental, abogando por métodos terapéuticos que no solo aborden los síntomas individuales, sino que también confronten y desafíen las injusticias sociales e históricas subyacentes.
En un capítulo destacado del último libro de la Asociación Americana de Psicología sobre Psicología Decolonial, los investigadores Hanna Rebadulla, Jonathan Guerrero y E. J. R. Davids profundizan en la influencia persistente y a menudo invisible de la mentalidad colonial (MC) en el bienestar psicológico de grupos racializados y étnicos marginados. Esta exploración marca un cambio fundamental alejado de los modelos médicos tradicionales en psicología, enraizando los problemas de salud mental en el contexto más amplio de las injusticias históricas y las ideologías coloniales.
Los autores, con sede en la Universidad de Alaska Anchorage, escriben:
“Las comunidades que resisten su estatus colonial o enfrentan los efectos residuales de la colonización experimentan un fenómeno psicológico comúnmente denominado mentalidad colonial, un tipo específico de opresión internalizada en la que los individuos colonizados se ven afectados por visiones negativas internalizadas, una pérdida de dignidad y un sentido general de inferioridad hacia el colonizador.”
El capítulo señala un cambio emergente en la psicología que desafía el enfoque estrecho de los modelos médicos convencionales al reconocer la compleja interacción entre los procesos psicológicos individuales y los factores socio-históricos más amplios.
El capítulo sirve como una introducción a la MC, una forma de opresión internalizada que surge de la violencia sistemática del colonialismo, tanto en formas económicas como políticas. Esta mentalidad insidiosa, nacida de una historia de colonización, infunde en las personas un sentido de inferioridad hacia sus colonizadores y les lleva a rechazar su propia cultura en favor de la de quien coloniza. Tales mentalidades no son solo reliquias del pasado; continúan manifestándose e impactando a comunidades en todo el mundo, lo que hace que la llamada a la decolonialidad en la psicología sea más urgente que nunca.
A medida que la sociedad colonizadora enfatiza la creencia en la inferioridad de los colonizados a través de instituciones y discursos, esta mentalidad colonial se refuerza.
Esto a menudo lleva a los colonizados a distanciarse de y rechazar su propia cultura y grupo, y a intentar adoptar y adaptarse a la cultura colonizadora. Algunos también desarrollan un sentido de gratitud hacia quien coloniza, que enmarcan la colonización como un intento benévolo de salvar a los colonizados al traer civilización, educación y progreso.
Les autores detallan cómo la MC se infiltra en varios aspectos de la vida, desde la aculturación y la formación de la identidad étnica hasta la salud mental. Resaltan la naturaleza insidiosa de la mentalidad colonial, donde los individuos colonizados a menudo internalizan visiones negativas y pierden un sentido de dignidad. Este fenómeno no se limita a un grupo específico; resultados similares se han encontrado en estudios sobre racismo internalizado en diversas comunidades.
Para estudiar la mentalidad colonial de manera empírica, David y Okazaki desarrollaron una Escala de Mentalidad Colonial, una medida de autoinforme diseñada para utilizarse con filipino-americanos. Desde 2006, esta escala ha sido adaptada para las poblaciones puertorriqueñas, ghanesas y asiático-indias. La investigación que utiliza esta escala ha encontrado una relación entre la mentalidad colonial y problemas de salud mental dentro de estos grupos. Otros estudios también han indicado que las personas samoanas, mexicanas y las personas de color, en general, experimentan mentalidad colonial y sus consecuencias negativas. Los estudios que emplean el concepto de opresión internalizada de manera más general han encontrado resultados similares en personas latinas, pueblos indígenas de América del Norte, vietnamitas americanos y pueblos de las Islas del Pacífico. Mientras que aproximadamente un tercio de los participantes de varios grupos culturales manifiestan manifestaciones de mentalidad colonial, más del 80% de las personas informan que tienen familiares, amigos o miembros de la comunidad que expresan actitudes de mentalidad colonial. Esto es preocupante, ya que la exposición a la mentalidad colonial de otros aumenta la mentalidad colonial en uno mismo. Además, las experiencias de racismo también conducen a mayores sentimientos de inferioridad y vergüenza cultural.
Sin embargo, les investigadores de la mentalidad colonial son conscientes de la limitación de las medidas de autoinforme al estudiar un fenómeno socialmente indeseable. Por esta razón, David y Okazaki también desarrollaron estudios experimentales para estudiar la mentalidad colonial. Utilizaron tareas de completación de oraciones, tareas de decisión léxica y una Prueba de Asociación Implícita para evaluar la cognición social y las creencias de los participantes respecto a les estadounidenses y filipinos. Los resultados sugirieron que muchos filipino-americanes asociaban a les estadounidenses con características favorables y superioridad, mientras que asociaban a les filipines con rasgos negativos e inferioridad.
La mentalidad colonial también influye en otras experiencias psicológicas, como la aculturación, la enculturación, la formación de identidad étnica o racial, y el malestar psicológico. Por ejemplo, las personas con niveles más altos de esta forma de opresión internalizada son menos propensas a enculturarse (o adherirse a su herencia cultural) y sienten más presión para aculturarse (adaptarse a otra cultura). Se ha encontrado que la enculturación suele ser psicológicamente beneficiosa para la salud mental y el bienestar, mientras que algunas formas de aculturación (específicamente la asimilación y la marginación) son perjudiciales.
Además, la identidad étnica o racial se ve negativamente afectada por la mentalidad colonial, lo que reduce su autoestima personal y colectiva, el bienestar psicológico y la salud mental. Finalmente, los estudios han encontrado una relación entre la mentalidad colonial y la depresión, la ansiedad, la insatisfacción con el cuerpo y una menor satisfacción con la vida. El estrés aculturativo también mediaba significativamente la relación entre la depresión y la mentalidad colonial tanto para filipinos como para puertorriqueños.
Para empeorar las cosas, una mayor mentalidad colonial está relacionada con una menor probabilidad de buscar ayuda psicológica. Las personas que experimentan una mentalidad colonial a menudo se desconectan de sus comunidades, lo que lleva a menos apoyo social. Se ha encontrado que un mayor apoyo social aumenta la probabilidad de buscar ayuda cuando se está en apuros y de sentirse respaldado por otros. Por lo tanto, la desconexión de los demás empeora las probabilidades de buscar ayuda de otros cuando se está en dificultades.
Psicoterapia para la Mentalidad Colonial
Según les autores, la terapia cognitivo-conductual (TCC) se puede utilizar para abordar la mentalidad colonial. Como una forma de opresión internalizada, la mentalidad colonial se experimenta como pensamientos, actitudes y comportamientos autodestructivos, junto con distorsiones de uno mismo y de aquellos que pertenecen a su grupo étnico o racial. Esto ocurre como resultado del contexto opresivo que crea y refuerza esas creencias. La TCC puede usarse entonces para cambiar esas ideas y reducir el malestar psicológico. Rebadulla y sus colegas mencionan que otras formas tradicionales de terapia pueden abordar este problema.
Sin embargo, la TCC y otras formas populares de tratamiento se centran en el cambio individual y no abordan los cambios a nivel sociopolítico. Por esta razón, les autores mencionan enfoques descoloniales emergentes para la psicoterapia, como la psicoterapia de liberación y el modelo de consejería de justicia social, que podrían abordar mejor los contextos sociopolíticos como parte del tratamiento. Estos enfoques comprenden el malestar psicológico como algo arraigado en los contextos sociopolíticos, históricos y culturales de los grupos oprimidos y cómo las dinámicas de poder, estructuras y privilegio imponen las visiones del mundo e instituciones de los colonizadores, lo que lleva al sufrimiento. A través de estos tratamientos, los participantes experimentan transformación al reformular y deconstruir sus identidades y autocomprensión. Les terapeutas también fomentan el reenganche de los pacientes con sus prácticas culturales y espirituales, recuperan la memoria histórica, desarrollan la conciencia crítica, nutren la sanación y el crecimiento, y promueven la acción social.
Psicología Comunitaria y Mentalidad Colonial
Sin embargo, la psicoterapia es solo una de las formas en que los psicólogos ejercen su profesión. Les psicólogues comunitaries interesades en acabar con la mentalidad colonial participan en intervenciones a nivel comunitario para desarrollar conciencia y conciencia crítica a través de la educación, la creación de programas y la organización contra los sistemas de opresión. Esto podría incluir la creación de información sobre la historia del colonialismo y su opresión de los grupos con los que trabajan, la creación de espacios para discusiones comunitarias o la creación de espacios seguros donde la comunidad pueda reunirse para establecer lazos más fuertes.
Les psicólogues comunitaries también colaboran con los miembros de la comunidad para identificar sus necesidades y fortalezas con el fin de mejorar su bienestar, reforzando sus activos mientras intentan satisfacer sus necesidades. Esto sirve para prevenir que la mentalidad colonial surja o empeore dentro de las comunidades. Finalmente, les psicólogues comunitaries pueden trabajar junto a grupos oprimidos para crear cambios a nivel sistémico, sistemas que generan y refuerzan la mentalidad colonial.
Les autores hacen varias recomendaciones para futuras investigaciones sobre la mentalidad colonial y la colonización de manera más general dentro de la psicología. Entre estas recomendaciones están comprender cómo se experimenta la mentalidad colonial en otros grupos, estudiar la mentalidad colonial utilizando diferentes métodos de investigación (incluyendo métodos cualitativos, indígenas y decoloniales), y realizar más estudios sobre cómo la mentalidad colonial impacta la salud mental.
Este capítulo resume la investigación existente sobre la mentalidad colonial, sus efectos y cómo los psicólogos intentan abordarla. Esto contribuye a la acumulación de literatura sobre el impacto de la opresión internalizada y la discriminación en la salud mental y los enfoques emergentes para trabajar con estos problemas. Por otro lado, aunque los autores abogan por enfoques decoloniales e indígenas para la teoría y la práctica, no reconocen cómo la ciencia cognitiva positivista y la TCC como práctica han sido criticadas por su complicidad con el statu quo y están inherentemente vinculadas al proyecto colonizador.
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Rebadulla, H. L., Guerrero, J. U., & David, E. J. R. (2024). Colonial mentality: Manifestations, operations, and psychological implications. In L. Comas-Díaz, H. Y. Adames, & N. Y. Chavez-Dueñas (Eds.), Decolonial psychology: Toward anticolonial theories, research, training, and practice (pp. 15–40). American Psychological Association. https://doi.org/10.1037/0000376-002 (Link)