19.2 C
Puerto Rico

Les Psicólogues con Experiencia Vivida Enfrentan Estigmas y Discriminación, Según un Estudio

Un nuevo estudio encuentra que les psicólogues con experiencia vivida de enfermedades mentales se ven afectades negativamente por la discriminación y estigmas

Cobertura por Ashley Bobak, PsyD

Originalmente publicado en inglés

Les prosumidores, o en este caso psicólogues que son tanto proveedores como consumidores de servicios de salud mental, se ven negativamente afectados al ser testigos de la discriminación de personas con experiencias vividas de problemas de salud mental. Un nuevo estudio publicado en Psychological Services investiga cómo la discriminación presenciada impacta en las experiencias de estigma internalizado, estigma anticipado y resistencia al estigma de los prosumidores. Los resultados destacan que incluso les “expertes” en el campo de la psicología están sujetos a experimentar angustia y estigmas relacionados con las luchas de salud mental.

Las investigadoras Laura López-Aybar de la Escuela de Psicología Derner en la Universidad de Adelphi y Lauren Gonzales de la Universidad de Columbia describen su estudio:

“La discriminación contra aquellos con enfermedad mental es generalizada en la psicología clínica, incluso entre los prosumidores. Este estudio encontró que los prosumidores a menudo son testigos de la discriminación por parte de colegas, lo que conduce al estigma internalizado y a la resistencia al estigma. Se necesita más investigación para abordar las actitudes estigmatizantes y los comportamientos discriminatorios en el campo de la psicología clínica, y promover la inclusión y reducir la discriminación contra individuos con enfermedad mental”

El estigma relacionado con la salud mental es un problema internacional. Un estudio reciente realizado en cientos de países encontró que existe una suposición generalizada de que las personas con diagnósticos psiquiátricos son violentas y tienen pocas probabilidades de recuperarse. No es sorprendente que este estigma perjudique la calidad de vida de quienes lo padecen, ya que afecta negativamente la salud física y genera angustia, así como ostracismo social y profesional.

La discriminación hacia las personas con diagnósticos psiquiátricos puede manifestarse tanto de manera abierta y explícita como de forma más implícita o sutil, a través de microagresiones, que a menudo son insultos o invalidaciones no intencionados que se dirigen a personas con identidades socialmente desacreditadas.

Las personas con identidades socialmente desacreditadas también enfrentan el estigma anticipado, que ocurre cuando suponen o esperan ser objeto de estigma o discriminación por parte de los demás. Esto, a su vez, ha demostrado llevar al alejamiento de amigos, familiares y comunidades, así como a un mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos.

El estigma internalizado ocurre cuando personas de comunidades minorizadas comienzan a interiorizar o a creer que las visiones estigmatizadas sobre ellos mismos son ciertas. Se ha encontrado que esto tiene varias consecuencias negativas, como la reducción de la calidad de vida, la esperanza en la recuperación, la autoeficacia, la autoestima, el aumento de síntomas depresivos, la vergüenza y la evitación social, entre otros problemas.

La resistencia al estigma, por otro lado, ocurre cuando las personas activamente disputan o cuestionan el estigma que presencian. Esto puede tener un impacto positivo, como el empoderamiento, el aumento de la autoestima y la normalización del malestar psicológico. Se ha demostrado que las personas con menor autoestima, altos niveles de angustia y estigma internalizado, y una menor calidad de vida, tienden a tener niveles más bajos de resistencia al estigma.

A pesar de la formación especializada y la experiencia clínica, les psicólogues también son culpables de participar en la discriminación y la estigmatización hacia quienes enfrentan desafíos de salud mental. La investigación ha demostrado que, si bien les psicólogues tienden a tener visiones más positivas sobre las personas con experiencias psiquiátricas, también mantienen visiones estereotipadas similares a las de la población en general sobre las enfermedades mentales.

Además, al considerar enfermedades mentales graves (EMG) como la esquizofrenia, se encontró que les psicólogues tenían altos niveles de visiones estigmatizadas hacia personas de esta población, aunque en menor medida que otros proveedores médicos y la comunidad en general. Las investigaciones sobre el estigma relacionado con las EMG han revelado que factores que conducen a mayores niveles de estigmatización incluyen haber sido entrenado en un programa que se enfoca más en enfoques terapéuticos conductuales-cognitivos en lugar de enfoques psicodinámicos, el agotamiento, la desidentificación de la información del paciente y el conocimiento relacionado con la recuperación.

Además, les psicólogues con diagnósticos psiquiátricos, o “prosumidores” (personas que son tanto consumidoras como proveedoras de servicios de salud mental), han sido objeto de estigma y discriminación. Aunque las experiencias personales con problemas de salud mental son comunes entre les psicólogues —un estudio reciente encontró que aproximadamente el 48% tiene un diagnóstico psiquiátrico—, los temores de que su competencia sea cuestionada o que sean juzgados por sus colegas representan una barrera para divulgar su condición de prosumidores. Existe también el mito común en el campo de que, como especialistas capacitados, deberían saber todo sobre la salud mental y, por lo tanto, no experimentar problemas o malestar psicológico, lo que, por supuesto, perpetúa aún más la división entre lo “normal” y lo “anormal”.

El estudio actual investiga cómo las experiencias de los prosumers al presenciar la discriminación en el lugar de trabajo afectan el estigma internalizado, el estigma anticipado y la resistencia al estigma. Les participantes del estudio incluyeron a 175 psicólogos clínicos y estudiantes de doctorado en psicología clínica con diagnósticos psiquiátricos. Fueron reclutados a través de redes profesionales y programas de formación en psicología clínica acreditados por la Asociación Americana de Psicología (APA). La edad promedio de los participantes era de aproximadamente 31 años, y la mayoría eran mujeres cisgénero (77%) y de raza blanca (82%). La mayoría no había revelado su diagnóstico a sus colegas (61%), y el 71% tenía miedo de hacerlo, independientemente de si lo habían revelado o no, ya que la mayoría había presenciado discriminación hacia otras personas con experiencias psiquiátricas (67%).

A les participantes se les entregaron escalas de evaluación que medían sus experiencias de discriminación sutil y abierta, estigma anticipado, estigma internalizado y resistencia al estigma. Los resultados fueron analizados utilizando métodos estadísticos.

Las investigadoras encontraron que les prosumidores habían presenciado tanto discriminación sutil como abierta dirigida tanto a clientes como a otres prosumers, y que presenciar discriminación abierta era más común que las microagresiones o la discriminación sutil. Esto sugiere que es socialmente aceptable perpetuar el estigma psiquiátrico dentro de la psicología clínica, lo que coincide con otras investigaciones que han encontrado que los clínicos de salud mental también participan en el aislamiento social y el rechazo de personas que experimentan problemas de salud mental.

Les participantes también experimentaron estigma anticipado, estigma internalizado y resistencia al estigma. Los resultados revelaron que “altos niveles de estigma anticipado en general estaban asociados con mayores niveles de estigma internalizado en prosumidores que reportaban altos niveles de presenciar microagresiones”, y las investigadoras aclararon además que “altos niveles de discriminación presenciada están asociados con altos niveles de estigma internalizado solo cuando hay altos niveles de estigma anticipado presentes”.

Consistente con otros estudios, les prosumidores reportaron experimentar estigma a tasas similares a las de la población general. Sin embargo, no experimentaron altos niveles de estigma internalizado, lo cual coincide con otros estudios. No obstante, los resultados de un estudio anterior realizado también por López-Aybar y colegas en 2023 encontraron que, al preguntarles sobre el estigma internalizado relacionado con sus roles como psicólogues clínicos, les participantes informaron que sus diagnósticos les llevaban a cuestionar su propia competencia.

Por último, las investigadoras descubrieron que la relación entre la discriminación presenciada y el estigma internalizado estaba influenciada por el estigma anticipado solo al examinar la discriminación sutil en lugar de la discriminación abierta. Estos hallazgos reflejan estudios previos que sugieren que la discriminación sutil o las microagresiones son más demandantes emocional y cognitivamente. Debido a que son inconscientes y menos obvias, son más difíciles de procesar y enfrentar. En contraste, la discriminación abierta es más fácil de identificar, ya que es más clara y se puede atribuir a prejuicios o estereotipos particulares.

Una limitación significativa del estudio es el uso de una población predominantemente blanca y femenina cisgénero. Como resultado, las investigadoras no pudieron evaluar adecuadamente si ciertos factores demográficos influyen en las experiencias de reportar discriminación y estigma. Además, se encontró que los diagnósticos de la mayoría de los prosumers eran tradicionalmente menos estigmatizados, como depresión o ansiedad, en comparación con otros diagnósticos como la esquizofrenia o el trastorno límite de la personalidad. Otras limitaciones incluyen la dependencia de medidas autoinformadas, bajas tasas de respuesta de los programas doctorales y la falta de datos longitudinales que respalden una relación causal.

López-Aybar y Gonzales concluyen señalando la necesidad de que los programas de posgrado reevalúen cómo están perpetuando el estigma hacia las enfermedades mentales y consideren la auto-revelación del malestar psicológico por parte del profesorado como una forma de normalizar y humanizar estas experiencias. También destacan las directrices recientemente publicadas por prosumers que sugieren que las solicitudes para programas, pasantías o empleos indiquen claramente si la divulgación de experiencias vividas es aceptable para que los candidatos sean considerados para el puesto.

El llamado a la inclusión de experiencias vividas ha ido en aumento en el campo de la psicología, incluyendo el trabajo clínico, la investigación y la formación en salud. Un estudio reciente coproducido por personas con experiencias vividas investigó cómo combatir el estigma hacia la salud mental. La inclusión de estas experiencias en estos ámbitos es invaluable, ya que algunos de sus muchos beneficios incluyen desafiar y enriquecer nuestras comprensiones tradicionales de las enfermedades mentales, proteger contra el quemazón, mejorar la toma de decisiones compartida y democratizar la investigación psiquiátrica.

***

López-Aybar, L., & Gonzales, L. (2024, February 15). Prosumers’ experiences of witnessed discrimination and internalized stigma: A moderated mediation. Psychological Services. Advanced online publication. https://dx.doi.org/10.1037/ser0000837 (Link)

Similar Articles

Comments

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here

Most Popular